jueves, 25 de septiembre de 2014

La Creación del hombre

    Dios creó al hombre a imagen y semejanza suya (Génesis 1, 27; véase Mateo 19, 3-4; y Marcos 10, 5-6).
    Dios formó al hombre del lodo de la tierra, e inspirole en el rostro un soplo de vida, y quedó hecho el hombre, ser con alma viviente (Génesis 2, 7; véase 1 Corintios 15, 47).
    Tomó Dios al hombre y lo puso en el paraíso de las delicias para que lo cultivase y guardase (Génesis 2, 15), y le dio también este precepto diciendo: puedes comer del fruto de todos los árboles del paraíso: mas del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal no comas (Génesis 2, 16 y 17). Pero el hombre no obedió a Dios (Génesis 3);  y el Señor Dios echa al hombre del paraíso de deleites para que trabajase la tierra, de que fue formado (Génesis 3,23), después de haberles prometido un redentor (Génesis 3, 15; véase Juan 14, 30, Apocalipsis 20, 2-3, e Isaías 24, 20).
    Eva concibió y parió a Caín diciendo: He adquirido un hombre por merced de Dios (Génesis 4, 1), y parió después a su hermano Abel (Génesis 4, 2).
      Caín presentó al Señor una ofrenda de los frutos de la tierra; y Abel, de los primerizos de su ganado, y de lo mejor de ellos: y el Señor miró con agrado a Abel y a sus ofrendas (Génesis 4, 4; véase Hebreos 11, 4: Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio más excelente que el de Caín, y fue declarado justo, dándole el mismo Dios testimonio de que aceptaba sus dones; y por la fe habla todavía estando muerto).
     Pero de Caín y de las ofrendas suyas no hizo caso: por lo que Caín se irritó sobremanera, y decayó su semblante (Génesis 4,5).
    Y le dijo el Señor a Caín: ¿Por qué motivo andas enojado? Y ¿Por qué está demudado tu rostro? (Génesis 4, 6).
    ¿No es cierto que si obras bien erguirás la cabeza; pero si mal, el pecado estará siempre a tu puerta? Él te hace sentir su atractivo, pero tú puedes dominarlo (Génesis 4, 7).
    Dijo después Caín a su hermano Abel: salgamos fuera. Y estando los dos en el campo, Caín acometió a su hermano Abel y le mató (Génesis 4, 8; Véase Judas 11: Desdichados de ellos, que han seguido el camino de Caín, y perdidos como Balaam por el deseo de una recompensa, se desenfrenaron, e imitando la rebelión de Coré perecerán; véase 2 Pedro 2, 15: Han dejado el camino recto y se han descarriado, siguiendo la senda de Balaam de Bosor, el cual codició el premio de la maldad; y véase Números 22, 12: Dijo Dios entonces a Balaam: no vayas con ellos, ni maldigas a ese pueblo, siendo como es, bendito).
      Preguntole el Señor a Caín: ¿Dónde está tu hermano Abel? Y respondió: no lo sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? (Génesis 4, 9; véase Juan 8, 44: Vosotros tenéis por padre al diablo, y queréis cumplir los dones de vuestro padre. Él es homicida desde el principio y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él: Cuando dice mentira, habla como quien es, por ser de suyo mentiroso y padre de la mentira; véase 1 Juan 3, 6: Quien comete pecado, del diablo es, porque el diablo desde el momento de su caída continúa pecando. Por eso vino el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo; véase Juan 12, 31: Ahora va ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va ser lanzado fuera; véase Juan 12, 32-33: Y cuando Yo sea levantado en la tierra atraeré a todos hacia Mí [véase Juan 3, 14-15: Al modo que Moisés en el desierto, levanté la serpiente de bronce (Números 21, 4-9); así es menester que el Hijo del hombre sea levantado 15 para que todo aquel que crea en Él no perezca, sino que logre la vida eterna]. 33 Esto lo decía para significar de qué muerte había de morir; véase Mateo 12, 29-32: O ¿Cómo es posible que uno entre en la casa de algún hombre valiente, y le robe sus bienes, si primero no ata bien al valiente?; entonces podrá saquearle la casa . 30 El que no está conmigo, está contra Mí, y el que conmigo no recoge, desparrama. 31 Por lo cual os declaro: que cualquier pecado y cualquier blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no se perdonará. 32 Asimismo a cualquiera que hable contra el Hijo del Hombre, se le perdonará; pero a quien hablare contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en esta vida ni en la otra.) Replicole el Señor a Caín: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra (véase Hebreos 12, 24: Y a Jesús mediador de la Nueva Alianza, y a la aspersión de aquella sangre que habla mejor que la de Abel). Caín tuvo descendencia (Génesis 4, 17-22).
    Adán tuvo otro hijo, a quien puso por nombre Set, diciendo: Dios me ha sustituido otro hijo en lugar de Abel, a quien mató Caín (Génesis 4, 25). También a Set le nació un hijo, que llamó Enós; éste comenzó a invocar el nombre del Señor (Génesis 4, 26).
    “Los días de Adán, después que engendró a Set, fueron 800 años, y engendró hijos e hijas” (Génesis 5, 4).
     Adán se murió con 930 años (Génesis 5, 5) y Set con 912 años (Génesis 5, 8), y estos fueron los años que vivieron en la línea sucesoria de Set hasta Noé, engendrando todos los anteriores a Noé, además, más hijos e hijas (Génesis 3, 5, 10, 13, 16,  y 30): Eron, 905 (Génesis 5, 11); Cainán, 910 (Génesis 5, 14), Malaleel, 895 ( Génesis 5, 17); Jared, 962 (Génesis 5, 20); Henoc, 375 (Génesis 5, 23), al cual Dios se llevó (Génesis 5, 24), Matusalem, 969 (Génesis 4, 27); Lamec, 777 (Génesis 5, 31).
    Cuando Noé tuvo quinientos años, engendró a Sem, a Cam, y a Jafet (Génesis 5, 32), y de estos se propagó el género humano sobre toda la tierra (Génesis 9, 19) después del diluvio.
    Viendo los hijos de Dios la hermosura de las hijas de los hombres, tomaron de entre todas ellas por mujeres las que más les agradaron (Génesis 6, 2).
    Dijo entonces Dios: no permanecerá Mi Espíritu en el hombre para siempre, porque es carnal; y sus días serán ciento y veinte años (Génesis 6, 3; véase Galatas 5, 16-17: “Digo, pues: proceded según el Espíritu y no satisfaréis los apetitos de la carne. 17 Porque la carne tiene deseos contrarios a los del Espíritu, y el Espíritu los tiene contrarios a los de la carne, como que son cosas entre sí opuestas; por cuyo motivo no hacéis vosotros todo aquello  que queréis).
    Viendo, pues, Dios ser mucha la malicia de los hombres en la tierra, y que todos los pensamientos de su corazón se dirigían al mal continuamente (Génesis 6, 5; véase Mateo 15, 19-20: Porque del corazón es de donde salen los malos pensamientos, los homicidios, adulterios, fornicaciones, hurtos, falsos testimonios y blasfemias. 20 Estas cosas sí que manchan al hombre, mas el comer sin lavarse  las manos, eso no le mancha).
    Mas Noé halló gracia a los ojos del Señor (Génesis 6, 8).
    Esta es la historia de Noé: Noé era un varón justo e íntegro y andaba con Dios (Génesis 6, 9; véase Lucas 1, 6: “Ambos eran justos a los ojos de Dios, guardando irreprensiblemente todos los mandamientos, y leyes del Señor”, refiriéndose a Zacarías e Isabel).
    Después de que cesase el diluvio y de que Noé hubiese comprobado que las aguas dejaban de cubrir la tierra, Dios habló a Noé, diciendo: Sal del Arca, tú y tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos contigo. Saca también fuera contigo todos los animales que tienes dentro, de toda casta, tanto de aves como de bestias y de todos los  reptiles, que andan arrastrando sobre la tierra: propagaos y multiplicaos sobre ella (Génesis 8, 14-17).
    Y después de obedecer este mandato del Señor, Noé edificó un Altar al Señor y ofreció holocaustos sobre el Altar (Génesis 8, 20). Y el Señor se complació en aquel olor de suavidad, y dijo: nunca más maldeciré la tierra por las culpas de los hombres, atento a que los sentidos y pensamientos del corazón humano están inclinados al mal desde su mocedad; no castigaré, pues, más a todos los vivientes como he hecho (Génesis 8, 21; véase Efesios 4, 17: os advierto, pues, y yo os conjuro de parte del Señor, que ya no viváis como los gentiles que proceden según la vanidad de sus pensamientos (véase Romanos 1, 21, 22: Porque, habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias; sino que devanearon en sus discípulos, y quedó su insensato corazón lleno de tinieblas. 22 Y mientras se jactaban de sabios, pararon en ser unos necios, véase 1 Corintios 1, 18-31; 1 Corintios 1, 21: Porque ya que el mundo a vista de la sabiduría divina no conoció a Dios por medio de la ciencia, plugo a Dios salvar a los que creyesen en Él por medio de la locura de la predicación).
    Alianza de Dios con Noé. Génesis 9, 1-17; Génesis 9, 5-6: “... ; al hombre pediré cuenta de la sangre del hombre y a cada uno de la vida de su hermano. 6 Derramada será la sangre de cualquiera que derrame sangre humana: porque a imagen de Dios fue creado el hombre” (véase Santiago 3, 8-9: mas la lengua ningún hombre puede domarle. Ella es un mal que no puede atajarse, y está llena de mortal veneno. 9 Con ella bendecimos a Dios Padre, y con la misma maldecimos a los hombres los cuales son formados a semejanza de Dios); Génesis 9, 4: Excepto que no habéis de comer la carne con sangre.
    De los tres hijos de Noé, Sem, Cam y Jafet, se propagó el género humano sobre la tierra (Génesis 9, 18). Todos tuvieron descendencia, y se repartieron en sus pueblos y naciones, de las cuales se propagaron los pueblos sobre la tierra después del diluvio (Génesis 10, 32; véase Génesis 9, 18-10, 32).
    Noé, al saber lo que había hecho con él su hijo menor, dijo: “Maldito sea Canaán, esclavo será de los esclavos de sus hermanos. Y añadió: Bendito el Señor Dios de Sem, sea Canaán esclavo suyo. Dilate Dios a Jafet, y habite en las tierras de Sem, y sea Canaán su esclavo. “ (Génesis 9, 24-27; véase Efesios 3, 5-6: Que en otras edadas no fue conocido de los hijos de los hombres, en la manera que ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu; véase 1 Corintios 2, 7: Sino que hablamos la sabiduría de Dios, misteriosa, que ha permanecido oculta, la cual predestinó Dios antes de los siglos para gloria nuestra; Colosenses 1, 26-27: El misterio escondido a los siglos y generaciones, y que ahora ha sido revelado a sus santos. 27 A quienes Dios ha querido hacer patentes las riquezas de la Gloria de este Misterio entre las naciones, el cual es Cristo, esperanza de vuestra Gloria; Gálatas 3, 28: No hay judío ni griego, ni siervo ni libre; ni hombre ni mujer. Porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús; Hechos de los Apóstoles 26, 17-18: Y yo te libraré de este pueblo y de los gentiles, a los cuales ahora te envío. 18 A abrirles los ojos para que se conviertan de las tinieblas a la luz, y del poder de satanás a Dios, y con esto reciban la remisión de sus pecados, y tengan parte en la herencia de los santos, mediante la fe en Mí; véase Hechos 17, 30; 20, 32; Romanos 3, 23-25; Isaías 35, 5-10; Mateo 11, 5; Isaías 29, 18-24; Isaías 61, 1; y Lucas 4, 18).
    Los hombres, que entonces no tenían sino que un solo lenguaje, dijeron: “vamos a edificar una ciudad y una torre, cuya cima llegue hasta el cielo: y hagamos célebre nuestro nombre antes de esparcirnos por toda la faz de la tierra”. Dios confundió su lenguaje y los esparció por todas la regiones (Génesis 11, 1-9; véase Lucas 1, 51: Hizo alarde del poder su su brazo; deshizo las miras del corazón de los soberbios).
    Esto ocurrió en tiempo de Phales, descendiente de Sem que nace 101 años después del diluvio: derriba Dios la soberbia y vanos pensamientos de los hombres, los cuales para hacer célebre y eternizar su nombre, quieren fabricar una ciudad, y una torre, que con su punta tocase hasta los cielos. El Señor confunde su lengua, haciendo que unos a otros no se entiendan. Por esta razón fue llamada Babel; Dios los esparce por toda la superficie de la tierra, de manera que Sem con los suyos ocupan la Siria, y el resto de Asia: Cham el Egipto, y lo demás del África: Y Japhet la Europa.



    Según la Biblia anotada por Scio de Miguel, Abram desciende de Sem (hijo de Noé), y nace unos 290 años después de que Sem engendrase a Arphaxad, a los 100 años de edad, en la línea sucesoria de Abram.
    A los 2095 años del mundo, “quejándose Abram a Dios por no tener heredero que le suceda, le promete el Señor un hijo que le heredaría, cuya posteridad se había de multiplicar como las estrellas del cielo (Génesis 15). Da crédito Abram a esta promesa, y es justificado por su fe (Romanos 4, 3): ofrece un sacrificio que el Señor le ordena, como señal de la tierra prometida: ahuyenta las aves que venían sobre las víctimas, las cuales son devoradas con fuego bajado del cielo: y Dios en un sueño le significa, que sus descendientes padecerían en Egipto una esclavitud de 400 años (Hechos 7, 6, 7), de la que por último serían librados, y pasarían a la tierra de Chanaan para ser señores de ella.”
    A los 2107 años del  mundo, “Dios hace un concierto con Abram: instituye el sacramento de la circuncisión: y muda el nombre de los dos consortes: ...” (véase Génesis 9, 28-29), pasando a llamarse Abraham y Sarai.
    Taré, descendiente de Sem, engendró a Abram, Nacor y Arán. Y Narán engendró a Lot.
    Abrahám, padre de los creyentes, muere a los 175 años (en el año 2183 del mundo; y 1817 años antes del Mesías); de Abrahám nace Isaac, hijo de la promesa (en el año 2018 años del mundo, y 1892 años antes del Mesías). Renueva y confirma el Señor a Isaac las promesas, que había hecho antes a Abrahám. Isaac tiene dos hijos: Esaú y Jacob.
    Jacob por el consejo de su madre arrebata a su hermano la bendición del padre.
    Jacob tiene 12 hijos varones. Varios hermanos venden a su hermano Joseph a unos ismaelitas, y posteriormente Joseph es vendido a Putifar en Egipto.


    Según la Biblia traducida y anotada por Scio de Miguel, en el año 3828 del mundo, tuvo lugar el principio del reinado de Antíoco IV Epiphanes. A los 3836 años del mundo, Antíoco despoja el templo, y el templo es profanado; Antíoco IV muere 4 años después, a los 3840 años del mundo.
    A los 3843 años del mundo, tiene lugar la primera alianza de los judíos con los romanos.
    Después de Antíoco IV, Antíoco V Euphator reina unos 15 años. 



73 páginas de la Santa Biblia (las páginas se refieren a la Sagrada Biblia, editorial Herder, 1984; leer todo guiado por la caridad, y leyéndolo humildemente y según el sentir de la Iglesia de todos los tiempos, que es una, santa, católica y apostólica).

1º Libro primero de Samuel, capítulo 8 completo. Página 308 (1 página).

2º Libro de Tobías: páginas 538-548 (11 páginas)

3º Libro primero de los Macabeos, capítulo 1 completo: páginas 581-583 (3 páginas). Lee el segundo párrafo de la introducción de la página de al lado. Como ves se trata de un ataque no sólo en lo físico o material, como en otros tiempos, sino que aquí se persigue todo lo religioso ( y  esto es lo que se cree que sucederá antes del fin del mundo, en el tiempo del Anticristo u hombre de iniquidad; por supuesto que Anticristo en su máxima expresión, ya que anticristos hay muchos: recuerda que todo el que no está con Cristo, está contra Él).

4º Job, capítulo 38, hasta capítulo 42, versículo 9: páginas 674-678 (5 páginas).

5º Jeremías 2, 20-4,10: páginas 929-931 (3 páginas).

6º Libro de Baruc: del capítulo 1, versículo 14, hasta el final del libro: páginas 998-1006 (9 páginas).

7º Daniel, capítulo 3 completo, y capítulo 4, versículos 1-5 (hasta final del folio): páginas 1069-1073 (5 páginas).

8º Evangelio según San Mateo 3, 1-5,13: páginas 1167-1168 (2 páginas completas).

9º Evangelio según San Mateo 9, 35-11, 30: páginas 1175-1177 (3 páginas).

10º Evangelio según San Marcos 3, 31-4, 34: páginas 1206-1207 (2 páginas).

11º Evangelio según San Marcos 13, 1-37: páginas 1220-1221 (2 páginas).

12º Evangelio según San Lucas 6, 27-49.  El amor al prójimo y al enemigo: página 1237 (1 página).

13º Evangelio según San Lucas 9, 23-27: página 1242 (1 página).

14º Evangelio según San Lucas 12, 35-13,3: páginas 1248-1249 (2 páginas).

15º Evangelio según San Lucas 13, 22-30: páginas 1250  (1 página).

16º Evangelio según San Lucas 21,5-21,36: páginas1260-1261 (2 páginas).

17º Evangelio según San Juan 2, 18-4, 49:páginas 1271-1273 (3 páginas).

18º Evangelio según San Juan 14, 21-16,14: páginas 1290-1291 (2 páginas).

19º Romanos 5, 12-6,6: página 1349 (1 página).

20º 2 Pedro 1, 18-3, 18: páginas 1464-1466 (3 páginas).

21º Epístolas de San Juan (1ª, 2ª, y 3ª): páginas 1467-1475 (9 páginas).

22º Epístola de San Judas: páginas 1472-1473 (2 páginas).



            Lecturas (unas 225  páginas de la Biblia).

Las siguientes páginas se refieren a la Sagrada Biblia, editorial Herder, 1967:

1º Libro de Tobías: páginas 538-548.

2º Proverbios: páginas 749- 775.

3º El diluvio. Génesis 6: páginas 25-26.

4º Misión de Moisés. Dios, por medio de Moisés, libera a su pueblo de la esclavitud de los egipcios. Éxodo 3, 7 [te saltas Éxodo 6, 14 – 26] - 12, 42.

5º Jeremías 34: páginas 966-967.

6º Baruc 1, 14 - hasta el final: páginas 998-1006.

7º Primer libro de los Macabeos, capítulo 1 y capítulo 2 hasta el versículo 20: páginas 581-583. Profanación del templo de Jerusalén en tiempo de Antioco Epifanes, rey del imperio de los seléucidas, lo cual se cree que es figura de los que sucederá antes del fin del mundo con el anticristo.

8º. Evangelios: páginas 1165-1298. Lo fundamental de la Biblia. Según los Evangelios, según la virtud de la caridad, hay que interpretar todo lo demás.

9º Carta de San Pablo a los Romanos 1, 16 – 3, 4: páginas 1344-1346.

10º Carta de San Pablo a Timoteo: páginas 1422-1431.

11º Epístolas Católicas (Santiago, Pedro, Juan, Judas): páginas 1452-1475.


Mateo 5, 16:  Brille así vuestra Luz ante los hombres de manera que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.

Romanos 13, 12: La noche está ya muy avanzada, y va a llegar el día. Dejemos, pues las obras de las tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz (Efesios 5, 11).

Efesios 5, 11:  No queráis, pues, ser cómplices de las obras infructuosas de las tinieblas, antes bien reprendedlas.

1 Corintios 7, 29 (para la interpretación de Proverbios 5, 19): Y lo que digo, hermanos, es que el tiempo es corto; lo que importa es que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran (Romanos 13, 12).

1 Corintios 10, 31: Pero, en fin, ora comáis, ora bebáis, o hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo a Gloria de Dios (Colosenses 3, 17; Mateo 5, 16).

Colosenses 3, 17: Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, todo en nombre de Nuestro Señor Jesucristo, dando por medio de Él gracias a Dios Padre

Del libro Historia del probabilismo y rigorismo

    Del libro Historia del probabilismo y rigorismo, tomo 1. 1772.
(Versión un poco más amplia en http://opinionestemasdeactualidad.blogspot.com.es/2014/11/del-libro-historia-del-probabilismo-y.html )


     43 años desde 1577, año en el que logró el probabilismo su nacimiento en España,  hasta 1620; en esta tiempo, el nuevo sistema se estuvo encerrado en el nido, en que nació, sin dar paso fuera de su patria nativa, llegando a ser adulto y célebre en sus Universidades, comenzó cerca del año 1620 a invadir los países forasteros, la Italia, Alemania, y Francia, y hasta el años 1656 hizo maravillosos progresos, adquirió numerosos secuaces, y extendió por todas partes su jurisdicción. La dulce suavidad de su aspecto, sus blandas, y diestras maneras de saberse acomodar a las personas, genios, y costumbres diferentes, sus amplios privilegios de eximir a los Cristianos de aquellas leyes divinas, y humanas, que se han hecho dudosas por las disputas de los Teólogos modernos, y otras prerrogativas suyas, le adquirieron en este breve espacio de 36 años, tanto crédito, y aplauso, que sus autores para defenderlo, y conservarlo en la posesión de sus conquistas, han inventado sutilezas increíbles, y prodigiosas.

 74 (página pdf). Es doctrina aprobada por la Iglesia, que no es imputada a culpa aquella acción que se comete con ignorancia verdaderamente invencible. No hay pecado sin libertad, ni hay libertad sin conocimiento. La ignorancia invencible, quitando todo conocimiento, quita la libertad, y por consiguiente exime al que obra en sus tinieblas de toda culpa imputable. Esta es verdad aprobada por todos  los católicos.  La dificultad consiste en la  aplicación sincera de esta palabra invencible, … Aquella ignorancia, según el común sentir de los teólogos, es invencible, que el hombre con toda la moral diligencia, y con el uso de las fuerzas humanas, y auxilios ordinarios de Dios, no puede vencer: De modo que se halle privado del conocimiento de la ley, sin alguna culpa suya personal. Aquella, por el contrario, se llama ignorancia vencible, que con la debida industria puede vencerse, y hace que el hombre por su culpa se halle obscurecido con ella.
126    No creo que se pueda poner algún reparo a la inundación universal de los vicios, si no se saca de raíz aquella plata fatal, que produce tantas relajadas opiniones en las costumbres de los cristianos. Añado por otra parte, que esta planta no se arrancará jamás, en tanto que se mira en sí misma, y no se examinan muy bien los frutos contagiosos, que ella produce.
    “… es menester atacar al Probabilismo en sus ramas, en sus frutos, en las doctrinas prácticas venenosas, que produce, y por esta parte la verdad saldrá ciertamente victoriosa. Las cincuenta proposiciones, recogidas por mí del vasto campo del Probabilismo en sola la materia del ayuno, han engendrado horror en todo el mundo. Si hiciéremos lo mismo en todos los tratados, se hará ver, que estas relajaciones, casi todas, se derivan del Probabilismo, o sistema de poder seguir lo menos probable.”

270   En un capítulo entero se probará, que la sentencia menos probable es favorable a la carne, no a la libertad cristiana, que resplandece en la unión más estrecha con Dios, y con la ley eterna.
274  Él en buscarla (la Verdad) no debe favorecer a sus secretas pasiones: que debe implorar la luz divina, para conseguir acertar con la decisión; que si él se opone a la doctrina de otros, no por fuerza de razones, y autoridad, sino por pasión, u obstinación suya, su conciencia será venciblemente errónea.

275  Los que quieren que a lo útil ceda lo verdadero.
277    No fue amor carnal, que acomoda las leyes a los sentidos, a la libertad, por lograr el placer. Fue de aquel amor divino, que es solo el que hace suave el camino estrecho, áspero, y angosto del Evangelio: no ya de aquel amor, que pretende aligerar el yugo Evangélico con ensanchar las leyes.
280 Alejandro VII condenó 45 proposiciones laxas. Inocencio XI. Las proposiciones condenadas eran llamadas benignas por los Probabilistas, y ahora han venido a ser, y conocerse por laxas.
Los Probabilistas llaman a la opinión menos probable, con el dulce, y amable vocablo de benigna, y a la sentencia más cercana a la verdad con el nombre de estrecha y severa.

282 Alejandro VII dijo en su decreto que oyó, no sin grande tristeza de su alma, que muchas proposiciones relaxadas de la disciplina cristiana, y que acarreaban la perdición de las almas, y que aquella suma licencia de los ingenios lozanos, cada día crecía más, por la cual en las cosas tocantes a la conciencia, se introdujo un nuevo modo de opinar, ajeno a la sinceridad Evangélica, y doctrina de los  Santos Padres.

283 P. Terillo:
        Muchos modernos codiciosos de su fama y estimación propia abrieron la puerta a graves  (escandalosas) relajaciones. E incluso por evidente malicia. Escribe,  que no es increíble, que ellos engañados por sutil insinuación de Satanás, bajo la lisonja de cierta humanidad, y bajo la especie de honrarse mutuamente, haber ellos inventado tantas opiniones laxas.
    No se niega que los antiguos hubiesen caído en algún error. Pero pretender defender las opiniones de los modernos probabilistas, porque los antiguos enseñaron peores, no es discurso legítimo, ni útil, aún cuando la hipótesis fuese cierta.

290  Cristo no nos manifestó sino dos solos caminos: el uno estrecho, y el otro ancho. Si la sentencia más probable es el camino estrecho:  luego la menos probable es el camino ancho. El camino tercero no se encuentra en el Evangelio.

293   Inocencio XI condenó con términos expresos a cualquiera que enseñe que es probable, que el precepto de la caridad para con Dios no obliga rigurosamente, ni aún en cinco años.

299 (272 del libro)  Muchos moralistas modernos se oponen a la verdad en virtud de sistema doctrinal, que disminuye las obligaciones de las leyes divinas con el título de benignidad. Esta benignidad es contraria a la verdad, y favorable al vicio.

     La Ley Divina es Ley de verdad ( Salmo 118) Dios prohíbe añadir, o quitar a esta ley de verdad la más mínima palabra. (Deuteronomio capítulo 4) Inculca en muchos lugares de la Escritura esta misma prohibición (Deuteromio, capítulo 5 y capítulo 12).

      En el apartado siguiente hablaremos de aquellos, que añaden demasiado rigor en fuerza de sistema político, y al presente de aquellos, que quitan a la ley preceptos, y obligaciones, en virtud de sistema doctrinal. Estos lo primero cancelan de un golpe del rol de las divinas leyes todas las dudosas, y controvertidas; pues, según su sistema, la ley dudosa, y controvertida no es ley. Por el contrario, Dios manda que en las dudas sobre su ley, se consulten sus sacerdotes. (Deuteronomio capítulo 17) Pero debiéndose hablar difusamente de este punto en su lugar, descendamos ahora a las disminuciones particulares de los preceptos del Decálogo. El primer mandamiento fundamental de la ley prescribe el amor de Dios, y del prójimo, a que se reduce la plenitud de la ley. Este amor debe ser efectivo, quiere decir, fecundo de obras santas, que despiden llamas ardientes hacia el Criador, que socorre en las graves necesidades a los necesitados. Debe ser tan fervoroso, que nos induzca a derramar la sangre, antes que violar mortalmente un solo precepto, o escandalizar a nuestros hermanos. La ley de la justicia no es menos severa, que la de la caridad; todo perjuicio grave es castigado con eternos suplicios. Aunque estuviese en nuestro poder el adquirir todo el mundo por medio de un solo pecado grave, estamos obligados a repudiarlo y a vivir en una continua pobreza, antes que ofender a Dios con la culpa. El desasimiento de las mismas riquezas, adquiridas lícitamente, es necesario, ya más, ya menos, según la diversidad de circunstancias. La preparación de ánimo a sufrir todo martirio el más atroz, en el lance de confesar la fe delante del tirano, que intima en renegar de ella, es necesaria a todos los secuaces del Evangelio. La castidad virginal, o conyugal, a que todos están obligados, no es ley menos severa, que las otras. La sinceridad en la lengua, la veracidad en los juramentos, la fidelidad en la sociedad, la abstinencia de los hurtos, de las maldiciones, son otros tantos preceptos de la cristiana profesión. Omitidos otros muchos preceptos, voy a demostrar brevemente las modas inventadas, para disminuir las citadas leyes.

      Dos son los principios, de que se sirven los probabilistas, para la disminución de las leyes. Dicen primeramente, que lo odioso se debe restringir, (Odia funit refrigenda) de donde infieren, que siendo la ley divina odiosa a la humana libertad, se debe en la forma mejor restringir, y disminuir. Añaden, que el yugo del Evangelio es suave; y que por tanto debemos interpretar, y acomodar la ley en un sentido el más suave, y favorable a la humana enfermedad. Puestos estos dos principios, la ley negativa viene a reducirse a nada, con el beneficio de la inadvertencia, y de la ignorancia invencible, y la ley positiva se muda en una ley negativa. Los hurtos, si no se rompen las puertas, y se despedazan las navetas, no son reputados por hurtos. La retención de la hacienda ajena, el no pagar las deudas, el sisar, o diferir la paga a los oficiales, son cosas convenientes a la manutención del estado, y decoro. Los mandamientos fundamentales de amar, creer, y esperar en Dios, se hace, que consistan en no aborrecer, no negar la fe; y no desesperar de la bondad divina. Los juramentos, las mentiras, las simulaciones se justifican, o con la costumbre, o con las restricciones mentales. 



Historia del probabilismo y rigorismo:
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