(pág.26)
Tratando Santo Tomás de la diferencia que hay entre nuestro bien ordenado amor,
y el que no lo es, dice, que de dos maneras puede uno amarse, o según su
naturaleza, y sustancia, amando absolutamente su ser, y conservación; lo cual
es común a buenos, y a malos, o según la parte más principal, que en ese su
ser, y naturaleza conoce. Y en esto segundo dice, que se diferencian los buenos
de los malos, después de la caída de nuestros primeros Padres, por el diferente
aprecio que hacen de las dos partes de que se componen, que son racional, y
sensitiva; que por otros nombres llamó el Apóstol hombre interior, y exterior,
o espíritu y carne: porque los buenos, dando a cada parte de estas lo que
merece, y es suyo, aman de todo corazón la parte racional, e interior, en que
resplandece la imagen de Dios, procurando con todo cuidado su mayor bien, y
perfección mortificando, y aborreciendo siempre
lo que para esto es menester a la parte exterior y sensitiva. Pero los
malos, como no se conocen con entera comprensión no hacen distinción como
deben, y así su amor es desordenado, y vicioso, anteponiendo con él en la
práctica la parte menos principal a la que es más principal, la inferior a la superior,
la carne al espíritu, estimando, y amando lo que debían aborrecer, desestimando
y aborreciendo lo que debían estimar, y amar sobre todo lo demás.
Este amor desordenado, y errado
aprecio de las cosas, unas veces tiene por objeto el cumplimiento de nuestra
propia voluntad, y parecer, cebándose desordenadamente en la excelencia , y
estima de nosotros mismos, y otras los deleites, alivios, y comodidades del
cuerpo : y considerado en su latitud,como nos dispone para apartarnos de Dios,
o de hecho nos aparta, que es nuestro bien verdadero, eterno, e inconmutable ,
y nos convierte a nosotros mismos, y a nuestro bien temporal conmutable , y
perecedero, es la raíz general interior de todos los vicios, y desordenes , y
de todos los malos, y engañosos lenguajes , y doctrinas, con que se procuran
paliar los vicios , para que no
parezcan lo que son,y los malos puedan defenderse de los ministros de Dios,
escusándolos, o cubriéndolos con capa de necesidad , y de virtud. Así lo enseña San Agustín discurriendo por
todos los géneros de vicios,y pecados;y por las falacias , adulaciones, y
engaños,con que estos se suelen dorar, y defender , y saca por conclusión lo
que habemos tocado,diciendo,que 1a raíz de todos estos males es el juicio
errado,que hacemos de las dos partes del hombre , anteponiendo la inferior a la
superior, por medio del amor desordenado, con que la amamos más que a ella.
Esto mismo nos quiso enseñar el Apóstol
en la segunda para Timoteo (cap. 3), donde después de haber dicho, que habría
en la Iglesia algunos que se amasen viciosa, y desordenadamente. Añade luego
los vicios, y desconciertos que de esta raíz saldrían: cupidi, elati, superbi,
blasfemi, parentibus non obedientes, ingrati , scelesti, fine affectione, fine
pace, criminatores, incontinentes, immites, fine benignitate, proditores,
protervi, tumidi, voluptatum amatores, magis quàm Dei, habentes speciem quidem
pietatis, virtutem eutem eius abnegantes.
Esta consecuencia, y conexión de raíz con sus ramas, y efectos notaron
san Juan Cristóstomo, y santo Tomás en las palabras del Apóstol, probando el
influjo, que el amor desordenado de sí mismo tiene respecto de estos viciosos
efectos, que el Apóstol refiere, entre los cuales unos pertenecen a unos
estados de gente, y otros a otros, y algunos suelen tener lugar en los estados
religiosos; porque no hay comunidad por santa que sea, donde esta mala raíz no brote en alguna manera,
produciendo algunos de estos malos efectos, y paliando con especie, y
apariencia de piedad, el oponerse con falsas doctrinas, y engañosos lenguajes a
la verdadera piedad, y el calificar con ellos sus vicios, y desconciertos, con
lo cual algunos hacen crecidos daños en las comunidades donde viven. Y por esto
encarga inmediatamente el Apóstol a su discípulo Timoteo, que evite tratar con
los tales …
Lo dicho se confirma bien con lo que
pasó a nuestros primeros Padres en el paraíso, pues es cierto, que el amor
desordenado de sí mismos fue el principio, y raíz interior de su caída, y de
los malos lenguajes que en ella entrevinieron por parte de Eva, como adelante
veremos, y del dar crédito a los dichos engañosos del demonio. Por lo cual dijo
San Agustín, que no fueran bastantes las engañosas palabras de la serpiente
para persuadir a Eva, que vedándoles Dios el árbol, les prohibía una cosa
buena, y provechosa, si el amor desordenado de alcanzar con sus propias fuerzas
su bienaventuranza, acompañado de una presunción soberbia, no estuviera ya
apoderado de su alma. … Que
el amor desordenado de sí mismo sea la
raíz de todos los vicios y pecados, y de los malos lenguajes, que en ellos
suelen mezclarse para su apoyo y defensa, es clara la razón. Porque como dice
Santo Tomás, el amar a alguno es desearle algún bien, y el amarle
desordenadamente es desearle ese bien contra el orden de la recta razón, pues
como el pecado consista en apetecer, y procurar desordenadamente algún bien
temporal para la parte inferior del hombre a lo cual se suele seguir, el
justificarlo con falsas doctrinas y engañosos lenguajes, cuando no se puede de
otra suerte alcanzar. De aquí es que cualquier pecado, y lenguaje malo hayan de
nacer forzosamente del amor desordenado de sí mismo, o para decirlo con más
propiedad de la viciosa inclinación, que el hombre tiende a amarse,
anteponiendo desordenadamente la parte inferior a la superior.
Entenderá
mejor esta verdad, quien considerare que toda la doctrina del Evangelio, la
cual se endereza a cortar la raíz de todos los pecados, y desconciertos del
hombre, no trata de otra cosa sino de negación, y aborrecimiento propio: porque
de aquí se colige con evidencia, que esta mala raíz, es el amor desordenado de
sí mismo, pues su cuchillo es el propio aborrecimiento, como claramente nos lo
enseña el Salvador (Juan 12). El que ama su vida la perderá, y el que la
aborrece en este mundo la guarda para la vida eterna: porque lo uno se sigue de
lo otro, como advirtió S. Agustín: Si el hombre se pierde amándose, el camino
para hallarse, es el negarse.
De la
tercera raíz de estos malos lenguajes, que es la falta de atenta consideración,
que naciendo del amor propio lo acompaña, y se fomenta con él.
El mirar
las cosas por sola la superficie, y apariencia primera sin entrar dentro a
considerar el bien verdadero, o el mal que en ellas sustancialmente está
encerrado, y sin atender a la conveniencia, y consonancia de las verdaderas
superiores evangélicas, y a la disconveniencia, y disonancia de las doctrinas,
y lenguajes contrarios a ellas, es una de las principales raíces, y causas de
la perdición de los hombres. Asentando esta verdad el profeta Jeremías dijo,
que toda la tierra está asolada por falta de consideración. Porque no hay quien
se aplique a considerar, y rumiar las verdades divinas, y la sustancia y peso
de ellas, dejándose cada uno llevar, como si no tuviera entendimiento de lo que
se le pone delante con apariencia de bien, sin preguntar ni examinar, como
debiera su conveniencia (Jer. 12).
(pág.33). Dice también el Profeta (Jeremías) que con
las malas doctrinas, y lenguajes (que son de ordinario los que se enderezan a
ensanchar los ánimos, y a facilitar las cosas de la virtud, haciendo el camino
de la perfección más suave, y blando de lo justo) se cazan varones, en quien
están representados los hombres de valor, y buena determinación, y los que
parece, que habían de estar más seguros de no caer en estos lazos; pero como en
los lenguajes paliados el veneno está debajo de cubierta aparente de virtud,
aún a esos los engañan. Este engaño suele consistir en persuadirles, que el
facilitar la virtud, es ayudar a que se siga, y ejercite más, haciéndola por
aquí más apetecible, y amable; y no advierten, que por este camino la
destruyen, quitándole lo que sustancialmente ella encierra de la mortificación,
y negación propia, que nuestro natural viciado inclinado a todo lo contrario ha
de abrazar forzosamente para ejecutarla en cumplimiento de lo que Cristo
nuestro Señor, y sus Apóstoles sagrados enseñaron, e hicieron. Esos lenguajes
paliados, que aún a los que no están mal dispuestos hace daño, con apariencia
de doctrinas piadosas, y prudentes, con que al parecer se suaviza la virtud,
tiene parentesco con aquellos de que han de usar el anticristo, y sus falsos
profetas, y predicadores, acompañándolas de aparentes, aunque falsas virtudes:
por lo cual dice el Espíritu Santo, que si fuera posible, aún los escogidos, y
predestinados de Dios, padecieran en esta ocasión peligro (Mateo 24).
(pág.39) (Isaías 14 acerca del pecado de Lucifer) Y
averiguando Santo Tomás en la primera parte, cuál fue al causa de su pecado, y
lenguaje malo, responde, que fue falta de consideración. Y pruébalo, asentando,
que de dos maneras puede haber pecado en el libre alvedrío, o eligiendo alguna
cosa mala por buena; lo cual siempre procede de ignorancia, o error nacido de
pasión, que ciega la razón, y la engaña acerca del juicio particular, que
entonces se forma, o de algún pecado precedente, que por modo de hábito inclina
a otros, y facilita la caída de ellos. De otra manera puede haber pecado en el
libre alvedrío, y es eligiendo alguna cosa de suyo buena, pero no con el orden,
y modo debido, y entonces el pecado no nace de ignorancia, o error, o de otro
pecado precedente, sino de falta de consideración, conque se deja de
considerar, lo que si se advirtiera bien, era bastante para impedir el mal modo
con que se elige lo bueno, y el pecado, que en eso está encerrado.
(pág. 72) Eva
exageró el precepto y habló con duda del castigo. Lo que nos desagrada
procuramos no tenerlo por cierto. Y aunque no dudó Eva acerca del precepto
absolutamente, dudó de su pena, por lo que el temor justo de ella le podía
dificultar su quebrantamiento.
A los engaños, y desconciertos
dichos se siguió no solo el comer del árbol vedado, quebrantando el mandamiento
divino, sino también el persuadir lo mismo a Adán con las razones paliadas, y
con el mal lenguaje de la serpiente.
(pág. 74) San Agustín: … el alma racional no se ha de tener por
absoluta señora, sino que debe estar sujeta, y rendida a Dios su hacedor, y que
toda su rectitud, y perfección consiste en la obediencia a Su Majestad, y todo
su daño por el contrario en la desobediencia.
(pág.
76) El demonio les hizo dudar, y reparar en un precepto puesto por el mismo
Dios a quien es tan debida toda sujección, y obediencia. … será esta la entrada
más poderosa, y el medio más eficaz, que el demonio podrá hallar para
menoscabar, y destruir la sujección, y obediencia, que sus súbditos les deben.
(pág.92)
Adán no faltó en su obligación, por dejarse llevar del apetito de la carne,
sino por no entristecer a Eva, viéndola caída, no teniendo ánimo para darle
pena: y así la amistad mal guardada en esta ocasión fue causa de toda su
perdición, y daño.
(San
Agustín): Muchas veces sucede, que por no disgustar, y desabrir a los amigos,
por aprobar sus dichos, y pareceres condescendiendo con su gusto, venimos a
disgustar, y ofender a Dios, y a perder su amistad, y con ella todos los
bienes. Y así enseña la experiencia, que hay muchas amistades, que no sirven de
otra cosa, sino de cubierta, y capa para atreverse a hacer, y decir en
confianza de la fidelidad dañosa de su amigo, lo que a entrambos les ha de
estar mal, y les ha de ser de conocido daño: y cuanto más se van prendando por
entrambas partes, va creciendo mas la llaneza, y el atrevimiento confiado, y
con él se va perdiendo del todo la libertad, y el ánimo para irse el uno el
otro a la mano, y para tratar de veras de su remedio.
(pág.245) “.. no es verdadero amigo, el que quiere para
el otro alguna cosa contraria a la virtud, y a la fidelidad, que debe a Dios.
Así lo dijo San Basilio por estas palabras … (Basilio Ps 4).
(pág.248) Las amistades por motivos naturales pueden
ser honestas y buenas entre los hombres, pero fácilmente se hacen viciosas, y
desordenadas por algunas malas circunstancias, de que suelen vestirse, o por
algunos afectos desordenados, de que comunmente son causa, si este daño no lo
corrige la virtud.
(pág.627) No vine a enseñar la paz y concordia de Adán,
y Eva; que condescendiendo entre sí con amor desordenado, y dejándose llevar de
la tentación, y de su gusto, parecer, y voluntad propia desobedecieron a su
hacedor: antes vengo a poner cuchillo de división entre padres, e hijos, y
entre nueras y suegras; enseñándoles con la doctrina de mi Evangelio, a no
condescender unos con otros, con paz aparente, y falsa: que sea principio de
guerra verdadera: dándoles a entender, como siempre que estuviere mi gusto de
por medio, y la gloria de mi padre, se han de dividir, aunque sean hermanos,
padres, e hijos, maridos, y mujeres, haciéndoles contradicción prudente, y
según Dios, a los que quisieren ir contra esto: que esta división, y guerra es
el principio de la verdadera, y segura paz.
Aquí se
debe advertir: que puso el Evangelista ejemplo en los amigos, y allegados de
más estrecho, e íntimo parentesco, unión, y obligaciones naturales: como son
los padres, madres, hijos, y suegros: porque estos suelen ser los más
poderosos, para llevarnos tras de sí, haciéndonos condescender con su gusto,
aunque sea contra razón, y contra Dios; por no perder su amistad, y paz: y así
los llama enemigos por antonomasia, y por excelencia, diciendo: Et inimici
hominis domeftici eius. Para darnos por aquí a entender, que no ha de haber
correspondencia, amor, y amistad tan estrecha; con que no se quiebre, y en que
no se divida, y desenlace un hombre de otro, teniéndole por enemigo de su bien
espiritual, y de su alma: cuando todo bien examinado conviniere esto, para el
cumplimiento de las propias leyes, y obligaciones para el de la obediencia,
doctrina evangélica, y de lo que fuere mayor gusto de Dios.
Y si bien
se consideran así las historias generales de la Iglesia, como las particulares
de las Religiones, hallaremos en ellas, que todos los trabajos, muertes, y
cruces, no solo de los mártires, sino de los demás santos nacieron de no querer
condescender con esta falsa, y aparente paz: procurando con todas veras la
permaneciente, verdadera, y segura de Jesucristo, aunque fuese muy a su costa.
Esta doctrina es común de los doctores sagrados, y en particular de San Juan
Crisóstomo: que habiendo hecho mención de cómo los apóstoles, y discípulos de
Cristo nuestro Señor los mártires, y confesores, y todo el ejército de los
verdaderos cristianos, siempre están armados, haciendo resistencia, y
contradicción al demonio, y a los que hacen oficio de instrumentos suyos,
desechando la paz falsa; que es principio de la guerra verdadera: y abrazando
la justa guerra, y turbación; por donde se alcanza la paz, y la victoria
gloriosa cristiana. … En estos fieles seguidores de Cristo, aunque caminaron
por diferentes caminos, siempre fueron las virtudes muy semejantes, no siéndolo
las maneras de pelear en sus gloriosas victorias. Y si tú cristiano piensas
vencer sin pelear, triunfar de tus enemigos, y alcanzar la verdadera paz sin
guerra, tente por flaco, y delicado soldado. Ejercítate pues, y mejora el
esfuerzo, pelea fuertemente, con ánimo valeroso en las ocasiones, que se
ofrecen, contra los que contradicen, e impiden lo bueno debajo de capa de falsa
paz: perseverando en este ejercicio con poner de tu parte prudentemente lo que puedes,
y debes: y haciéndolo así, te sacará Cristo nuestro Señor con victoria de los
que injustamente se te opusieren, y te hicieren contradicción …
(pág.631) Desearon Adán y Eva el lleno, y la
satisfacción cumplida del estado feliz, y bienaventurado, y la paz aparente,
que ellos se imaginaron: y por dejarse llevar de este deseo engañoso, y mal
fundado, perdieron la paz verdadera, y el colmo de bienes, de que gozaban, y
los mayores que Dios les tenía guardados: como sucederá siempre, que la paz se
buscare con quiebra de las leyes, y obligaciones propias, huyendo de hacerse
cada uno guerra con la abnegación de las inclinaciones, y deseos que son
contrarios a los que Dios le tiene ordenado, y quiere de él. Y cuando la paz se
buscare por este camino, se hallarán en su lugar muy grandes turbaciones,
sobresaltos, y amarguras, como ellos las hallaron. Así lo dijo Isaías hablando
en nombre del desobediente, y desconcertado amador de sí mismo (Isaías 38).
Cuando había de gozar de la paz, que yo me había imaginado, hallé muy crecida
amargura, y pena. Esta paz desordenada, y engañosa es la que de ordinario
apetece nuestro natural viciado, desde que
nuestros primeros padres se engañaron con ella; imaginando y
prometiéndose, que ha de hallar la verdadera que satisface a nuestro corazón,
por medio del cumplimiento de su propio parecer, y gusto, y con ella todos los
demás bienes. Y no es dificultoso de creer, que son muchos los que caen en este
lazo en el estado presente de la naturaleza viciada; pues es de tal condición,
que los que gozaban en la justicia original de tan aventajada luz, y de otras
muchas ayudas naturales, y sobre naturales, no se escaparon de él.
Condenando
S. Agustín esta paz falsa, que los hombres buscan guiados por razones
inferiores, y rateras, condescendiendo con sus apetitos, y gustos propios, que
es principio de las turbaciones, inquietudes, y quejas más dañosas. … No se
busca entre los seguidores de Cristo paz, que sea principio, y semilla de
guerra, de turbaciones, e inquietudes: como lo es siempre la de aquellos que
dan fuerzas, y ayudan al escuadrón de sus pasiones: sino háceseles guerra a
estos caseros, e íntimos enemigos, por medio de la mortificación cristiana,
para alcanzar con este medio la paz verdadera del alma. Si esta resistencia debida,
y justa hiciera Eva a la serpiente, y Adán a la serpiente, y a Eva
...contradiciéndole en lo que era contra el gusto de Dios, contra su obediencia
y ley, no se les hubieran seguido a ellos, y a sus descendientes tantas
ocasiones de turbación, e inquietud, y tantas pérdidas de la paz verdadera.
Esto que les pasó a nuestros primeros padres les pasa a los que por huir las
turbaciones y quejas, que se suelen seguir de remediar con celo santo las
quiebras de las obligaciones propias: dejan de procurar lo mejor, y de cumplir
con aquello a que están obligados: de donde resulta para adelante el crecer; y
hacerse más peligrosas las mismas dificultades, y daños, que recelaron, y
pretendieron imprudentemente escusar. No se atrevió Adán hacer resistencia a
Eva, queriendo conservar la paz presente, y escusar el encuentro, y turbación
que en aquello se le representó: de donde se siguió el turbarse luego entrambos, perdiendo cada
uno su paz, y quietud, para consigo mismo, para con Dios, y con su compañero: y
de este imprudente deseo de no quererse turbar, y de no quererse hacer
contradicción en la ocasión, que la verdad, y la justicia lo pedían: nacieron
los daños, turbaciones, y quejas en ellos, y en sus sucesores, que habemos
dicho.
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