EXPOSICIÓN RAZONADA DE LOS DOGMAS Y LA
MORAL DEL CRISTIANISMO, TOMO 2. ABATE BARRÁN. 1856.
CONFERENCIA LIV.
LA GRACIA.
Teólog: … ++tanto la privacion de la fe
como la infraccion de los preceptos morales deberéis atribuirlas únicamente á
la voluntad del hombre. Por estas consideraciones se deja traslucir que vamos á
examinar la cuestion de la gracia, que con razon se considera como una de las
mas difíciles y de las mas importantes del Cristianismo. Entrarémos en este
examen por algunas ideas claras y precisas, porque sin ellas nos veríamos
atascados desde luego en dificultades insuperables.
Considerada generalmente, la gracia es un
don que Dios concede al hombre por pura liberalidad y sin mérito alguno por su
parte. Este don comprende primeramente todo cuánto poseemos en el orden
natural: «A la gracia de Dios, dice san Agustín, debemos el ser, la
conservacion, el sentimiento y la inteligencia; pero lo que particularmente
encierra este don gratuito es todo lo que Dios ha hecho por nosotros en el
orden de la salvacion eterna. «Tú no existias, pero has sido criado, dice
tambien este ilustre Doctor /hablando de estas dos especies de gracia; eras
malo, y le han rescatado, y ¿qué es lo que has dado á Dios? ¿Qué es lo que no
has recibido gratuitamente de él? Y, pues es un don gratuito, con mucha razon
se la llama gracia -.» Considerada en el orden de la salvacion, la gracia es un
don sobrenatural que Dios concede gratuitamente á una criatura inteligente para
conducirla á la vida eterna. Este don es puramente gratuito, en primer lugar
porque ninguna de sus perfecciones imponía á Dios la obligacion de concederle;
de suerte que podía establecer al hombre en un estado puramente natural y
dotarle de calidades y beneficios análogos. En efecto, ¿quién negará que la
naturaleza humana no puede exigir el destino á la vision de Dios ni los medios
de conseguirla? Asimismo se echa de ver que el hombre no podia adquirir esta
gracia á título de mérito ó de recompensa, porque ¿de dónde debia sacar los
elementos de este mérito para encumbrarle hasta la posesion misma de Dios por
medio de la vision beatífica? Además, esta calidad de la gracia se manifiesta
claramente en las palabras siguientes de san Pablo á los romanos: Se han
salvado en este tiempo algunos, que han sido reservados por Dios segun la
elección de su gracia. Y si por gracia, claro está que no por obras: de otra
suerte la gracia no fuera gracia; de lo cual se sigue que la gracia es
absolutamente gratuita de parte de Dios, que no podia entrar en las exigencias
de la naturaleza humana, y que el hombre no pudo merecerla.
…
El Dr. ¿En qué consisten estas gracias
sobrenaturales que recibimos de Dios?
El Teól. Nos contentarémos con indicar las
que contribuyen directamente á nuestra santificacion, la gracia habitual y la
actual. La primera nos comunica la santidad, por cuyo motivo se la llama
santificante, y tambien se la llama habitual porque reside en el alma, mientras
el hombre no la rechaza por su mala voluntad. Esta gracia va siempre acompañada
no solamente de las virtudes infusas, la fe, la esperanza y la caridad, para
establecerlas ó aumentarlas en el alma, sino tambien de las virtudes morales,
entre las cuales, como ya sabeis, se distinguen las cuatro cardinales, que son
la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. La gracia habitual
proporciona tambien á nuestra alma ó le aumenta los dones del Espíritu Santo, que
nos facilitan los actos de las virtudes sobrenaturales.
El hombre recibe la gracia actual á manera
de acto ó de mocion
pasajera, y de ella nos da san Pablo una
idea en la Epístola á los Filipenses diciendo: Por los méritos de Cristo se os
ha hecho la gracia, no solo de creer en él, sino tambien de padecer por su amor
(Fil. 1). Por este auxilio nuestras acciones se hacen sobrenaturales, porque
sin él todo queda reducido al orden de la naturaleza, sin que haya verdadero
mérito á los ojos de Dios. Mas adelante veremos que esta gracia actual obra en
el entendimiento y en la voluntad del hombre, y por esto la llaman los teólogos
gracia del entendimiento y de la voluntad.
… es precisamente lo que declara el
concilio de Trento en estos términos: «Si alguno dice que Adan, el primer
hombre, al violar el precepto de Dios en el paraíso, no perdió la santidad y
justicia en que se le habia establecido, sea excomulgado» (Sesión 6); pero la
gracia concedida á Adan era diferente de la que el hombre recibe después del pecado,
porque la primera era efecto de la pura bondad de Dios, y la segunda no se
concede sino en virtud de los méritos de nuestro divino Medianero.
CONFERENCIA LV.
LO QUE PUEDE CONOCER Y OBRAR EN EL ORDEN
MORAL EL HOMBRE PRIVADO DE LA GRACIA SOBRENATURAL.
El Teól. Las palabras del concilio de
Trento que terminan la
última conferencia nos manifiestan que la
prevaricacion del hombre le ha hecho perder los dones sobrenaturales deque le
habia colmado el Señor. Los descendientes de Adan no recobran estos bienes sobrenaturales
al entrar en este mundo, á donde vienen, dice san Pablo, con la triste
condicion de hijos de cólera, natura filii irae, de manera que para ser justos,
agradables á Dios y dignos de la felicidad destinada á los Santos es preciso
que sean regenerados por la gracia santificante: mas esta privacion de los
auxilios sobrenaturales¿pone acaso al hombre en la imposibilidad de todo conocimiento
y de toda accion buena en el orden moral? Hé aquí lo que empezarémos por
examinar.
+++Los Doctores cristianos reconocen que el
pecado ha alterado en el
hombre el entendimiento y la voluntad, los
conocimientos morales y la tendencia hacia el bien, mas no en el sentido
herético que supone destruido su libre albedrío; porque esta suposicion es un
error indudablemente contrario á la doctrina de los teólogos y á la de san Pablo,
que escribía á los romanos: Los gentiles han sido capaces de conocer la
existencia del Criador, lo mismo que el precepto natural de adorarle, porque
las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han
hecho visibles despues de la creacion del mundo, por el conocimiento que de
ellas nos dan sus criaturas; y así tales hombres no tienen disculpa, porque
habiendo conocido á Dios de esta manera, no le glorificaron como á Dios, ni le
dieron gracias, sino que devanearon en\sus discursos, y quedó su insensato
corazon lleno de tinieblas. «Señor, dice san Agustín en sus Confesiones,
vuestra ley, que castiga el robo, está grabada en el corazon del hombre, sin que
la iniquidad haya podido borrarla..» «No, escribe en otra parte, no está
desfigurada en el hombre la imágen de Dios hasta
el punto de que no quede de ella ningun
vestigio ».
+Así el hombre ha podido conocer ciertas
verdades en el orden moral por medio de las luces naturales, sin el socorro de
la gracia, y es evidente que tambien ha tenido la inteligencia necesaria para
cultivar las letras, las ciencias y las artes , …
++Los teólogos están acordes en sostener
que el pecado menoscabó muy mucho el libre albedrío del hombre, mas no dejan de
reconocer que puede
inclinarse á la práctica de algun acto
moralmente bueno. Tal es la doctrina de san Agustín, confirmada por santo
Tomás, el cual dice lo siguiente: «La naturaleza humana no quedó corrompida del
todo por el pecado, pues en este estado es capaz de algun bien particular por
medio de sus fuerzas naturales » ++++«Si alguno dice que después del pecado de
Adan ha quedado perdido y destruido el libre albedrío del hombre, sea excomulgado.»
Tal es la definicion del concilio de Trento, cuya autoridad infalible no
permite ninguna duda en este punto, porque pertenece á la fe.
El Dit. ¿Por ventura se pone un límite al
conocimiento de la verdad y á la operacion del bien moral de que es capaz el
hombre por sus solas fuerzas naturales, sin el influjo de la gracia?
El Teól. Con respecto á las verdades
morales, podemos decir que
los hombres que no tienen otras luces que
las de la razon no pueden
en el estado presente llegar al
conocimiento de todas, pues esta ciencia hubiera sido la perfeccion del estado
de naturaleza íntegra , en el cual el entendimiento humano hubiera poseido una
+++fuerza de comprension que en vano se busca en el hombre despues de su
pecado. ++++Por lo demás, la experiencia confirma nuestro aserto, pues en
ningun filósofo, en ningun pueblo de la antigüedad se halla un código de moral
que encierre todos los preceptos que conocemos actualmente por la revelacion,
pudiendo decirse que los relumbrones de doctrina moral, de que con tanta pompa
hacían alarde, los habian tomado del pueblo judío.
+Falta examinar hasta qué punto puede
ejercerse la accion del hombre para el bien moral sin un auxilio sobrenatural.
++En primer lugar,
se da por sentado que en el estado presente
no puede cumplir sin la
gracia con todos los preceptos de la ley
natural, contra la principal
herejía de los Pelagianos, que suponían que
no habiendo redundado
el pecado de Adan en perjuicio de sus
descendientes, podían observar todos los preceptos morales con las solas
fuerzas de la naturaleza.
Hé aquí la contestacion que les dirigía san
Agustín: «Si basta con las fuerzas naturales del libre albedrío para conocer y
observar las reglas de la vida, el Cristo ha muerto sin motivo.» «+++Verdad es,
dice santo Tomás, que el hombre es capaz de hacer algun bien con sus solas
facultades naturales, mas no todo el bien de su naturaleza. »
Y no creais que se trate solamente de una
simple dificultad que se pueda vencer por medio de algunos esfuerzos, como
sentia Pelagio, pues
++san Agustín asegura que sin la gracia
nadie puede cumplir con los
diez Mandamientos; y ++los Padres de un
concilio de Milevo condenaron tambien esta proposicion pelagiana : «Si no se
concediera la gracia, mucho costaría ciertamente cumplir con los preceptos
divinos, mas no por esto seria imposible.» Por otra parte, +basta con haber demostrado
el grave menoscabo que ha sufrido el libre albedrío para afirmar que el hombre
no es capaz de hacer hoy todo lo que le hubiera sido posible en el estado de
naturaleza íntegra.
++El hombre, guiado por las luces de la
razon, como llevamos dicho, puede conocer á Dios como autor de la naturaleza,
lo mismo
que la obligacion de honrarle, amarle y
servirle; mas no es capaz de encumbrarse por sus solas fuerzas á un amor
efectivo, como le llaman los teólogos, es decir, acompañado del cumplimiento de
todos los preceptos, ni tampoco amar á Dios con una preferencia absoluta, según
el comun sentir de los Doctores cristianos. Concíbese efectivamente que este
acto, que en el estado de naturaleza íntegra es el mas perfecto, debe ofrecer
algunas dificultades al hombre caído, pues supone la resolucion de observar
fielmente toda la ley, de no agradar mas que á Dios, de resignarse á todos los
sacrificios antes que ofenderle; mas el hombre no parece capaz de esta
generosidad, que aun en el dia, con los auxilios sobrenaturales, no deja de ser
difícil.
«En el estado de inocencia, nos dice santo
Tomás, el hombre no tenia necesidad de ninguna gracia para amar á Dios como autor
de la naturaleza sobre todo, pues para esto le bastaba con los bienes
naturales; mas en el estado de naturaleza corrompida no es capaz de profesar un
amor semejante sin el auxilio de la gracia .» Este es el dictámen que habia
emitido san Agustín, antes que aquel gran teólogo, con estas palabras: «Por la
gravedad de laprimera prevaricacion hemos perdido el libre albedrío de amar á Dios
*. »
Sin el auxilio de la gracia no puede el
hombre triunfar de las violentas tentaciones con que tenemos que luchar,
particularmente si las tomamos de una manera colectiva ; porque si es impotente
para cumplir con los preceptos en sí mismos, ¿cómo es posible que los observe
si encuentra un nuevo obstáculo en la violencia de la tentacion?
Hé aquí lo que oponían á Pelagio los Padres
del concilio de Diospolis
para obligarle á confesar que en los
combates que sostenemos contra la tentacion no conseguimos la victoria con las
solas fuerzas de nuestra voluntad, sino con la gracia de Dios.
Tales fueran los achaques del hombre en su
entendimiento y en
su voluntad si Dios le abandonara á sí
mismo, despues de la corrupcion de su naturaleza por el pecado. Horroriza por
cierto la sola idea del abismo de depravacion en que hubiera caido en el curso
de lossiglos, sin el socorro de la gracia sobrenatural que ha venido á regenerarle,
ilustrarle y robustecerle ; mas , ++¡oh prodigio de la misericordia divina! la
gracia le hace capaz de los esfuerzos mas generosos , de los sacrificios mas
heróicos y de las virtudes mas nobles para prepararle á la contemplacion de
Dios en el cielo y á la posesion de su eterna felicidad.
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