viernes, 28 de julio de 2017

FRAGMENTOS SOBRE LA GRACIA, LO QUE PUEDE EL HOMBRE OBRAR EN EL ORDEN MORAL, ETC.


EXPOSICIÓN RAZONADA DE LOS DOGMAS Y LA MORAL DEL CRISTIANISMO, TOMO 2. ABATE BARRÁN. 1856.

CONFERENCIA LIV.

LA GRACIA.

Teólog: … ++tanto la privacion de la fe como la infraccion de los preceptos morales deberéis atribuirlas únicamente á la voluntad del hombre. Por estas consideraciones se deja traslucir que vamos á examinar la cuestion de la gracia, que con razon se considera como una de las mas difíciles y de las mas importantes del Cristianismo. Entrarémos en este examen por algunas ideas claras y precisas, porque sin ellas nos veríamos atascados desde luego en dificultades insuperables.

Considerada generalmente, la gracia es un don que Dios concede al hombre por pura liberalidad y sin mérito alguno por su parte. Este don comprende primeramente todo cuánto poseemos en el orden natural: «A la gracia de Dios, dice san Agustín, debemos el ser, la conservacion, el sentimiento y la inteligencia; pero lo que particularmente encierra este don gratuito es todo lo que Dios ha hecho por nosotros en el orden de la salvacion eterna. «Tú no existias, pero has sido criado, dice tambien este ilustre Doctor /hablando de estas dos especies de gracia; eras malo, y le han rescatado, y ¿qué es lo que has dado á Dios? ¿Qué es lo que no has recibido gratuitamente de él? Y, pues es un don gratuito, con mucha razon se la llama gracia -.» Considerada en el orden de la salvacion, la gracia es un don sobrenatural que Dios concede gratuitamente á una criatura inteligente para conducirla á la vida eterna. Este don es puramente gratuito, en primer lugar porque ninguna de sus perfecciones imponía á Dios la obligacion de concederle; de suerte que podía establecer al hombre en un estado puramente natural y dotarle de calidades y beneficios análogos. En efecto, ¿quién negará que la naturaleza humana no puede exigir el destino á la vision de Dios ni los medios de conseguirla? Asimismo se echa de ver que el hombre no podia adquirir esta gracia á título de mérito ó de recompensa, porque ¿de dónde debia sacar los elementos de este mérito para encumbrarle hasta la posesion misma de Dios por medio de la vision beatífica? Además, esta calidad de la gracia se manifiesta claramente en las palabras siguientes de san Pablo á los romanos: Se han salvado en este tiempo algunos, que han sido reservados por Dios segun la elección de su gracia. Y si por gracia, claro está que no por obras: de otra suerte la gracia no fuera gracia; de lo cual se sigue que la gracia es absolutamente gratuita de parte de Dios, que no podia entrar en las exigencias de la naturaleza humana, y que el hombre no pudo merecerla.


El Dr. ¿En qué consisten estas gracias sobrenaturales que recibimos de Dios?

El Teól. Nos contentarémos con indicar las que contribuyen directamente á nuestra santificacion, la gracia habitual y la actual. La primera nos comunica la santidad, por cuyo motivo se la llama santificante, y tambien se la llama habitual porque reside en el alma, mientras el hombre no la rechaza por su mala voluntad. Esta gracia va siempre acompañada no solamente de las virtudes infusas, la fe, la esperanza y la caridad, para establecerlas ó aumentarlas en el alma, sino tambien de las virtudes morales, entre las cuales, como ya sabeis, se distinguen las cuatro cardinales, que son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. La gracia habitual proporciona tambien á nuestra alma ó le aumenta los dones del Espíritu Santo, que nos facilitan los actos de las virtudes sobrenaturales.

El hombre recibe la gracia actual á manera de acto ó de mocion

pasajera, y de ella nos da san Pablo una idea en la Epístola á los Filipenses diciendo: Por los méritos de Cristo se os ha hecho la gracia, no solo de creer en él, sino tambien de padecer por su amor (Fil. 1). Por este auxilio nuestras acciones se hacen sobrenaturales, porque sin él todo queda reducido al orden de la naturaleza, sin que haya verdadero mérito á los ojos de Dios. Mas adelante veremos que esta gracia actual obra en el entendimiento y en la voluntad del hombre, y por esto la llaman los teólogos gracia del entendimiento y de la voluntad.

 

… es precisamente lo que declara el concilio de Trento en estos términos: «Si alguno dice que Adan, el primer hombre, al violar el precepto de Dios en el paraíso, no perdió la santidad y justicia en que se le habia establecido, sea excomulgado» (Sesión 6); pero la gracia concedida á Adan era diferente de la que el hombre recibe después del pecado, porque la primera era efecto de la pura bondad de Dios, y la segunda no se concede sino en virtud de los méritos de nuestro divino Medianero.

 

CONFERENCIA LV.

LO QUE PUEDE CONOCER Y OBRAR EN EL ORDEN MORAL EL HOMBRE PRIVADO DE LA GRACIA SOBRENATURAL.

El Teól. Las palabras del concilio de Trento que terminan la

última conferencia nos manifiestan que la prevaricacion del hombre le ha hecho perder los dones sobrenaturales deque le habia colmado el Señor. Los descendientes de Adan no recobran estos bienes sobrenaturales al entrar en este mundo, á donde vienen, dice san Pablo, con la triste condicion de hijos de cólera, natura filii irae, de manera que para ser justos, agradables á Dios y dignos de la felicidad destinada á los Santos es preciso que sean regenerados por la gracia santificante: mas esta privacion de los auxilios sobrenaturales¿pone acaso al hombre en la imposibilidad de todo conocimiento y de toda accion buena en el orden moral? Hé aquí lo que empezarémos por examinar.

+++Los Doctores cristianos reconocen que el pecado ha alterado en el

hombre el entendimiento y la voluntad, los conocimientos morales y la tendencia hacia el bien, mas no en el sentido herético que supone destruido su libre albedrío; porque esta suposicion es un error indudablemente contrario á la doctrina de los teólogos y á la de san Pablo, que escribía á los romanos: Los gentiles han sido capaces de conocer la existencia del Criador, lo mismo que el precepto natural de adorarle, porque las perfecciones invisibles de Dios, aun su eterno poder y su divinidad, se han hecho visibles despues de la creacion del mundo, por el conocimiento que de ellas nos dan sus criaturas; y así tales hombres no tienen disculpa, porque habiendo conocido á Dios de esta manera, no le glorificaron como á Dios, ni le dieron gracias, sino que devanearon en\sus discursos, y quedó su insensato corazon lleno de tinieblas. «Señor, dice san Agustín en sus Confesiones, vuestra ley, que castiga el robo, está grabada en el corazon del hombre, sin que la iniquidad haya podido borrarla..» «No, escribe en otra parte, no está desfigurada en el hombre la imágen de Dios hasta

el punto de que no quede de ella ningun vestigio ».

+Así el hombre ha podido conocer ciertas verdades en el orden moral por medio de las luces naturales, sin el socorro de la gracia, y es evidente que tambien ha tenido la inteligencia necesaria para cultivar las letras, las ciencias y las artes , …

++Los teólogos están acordes en sostener que el pecado menoscabó muy mucho el libre albedrío del hombre, mas no dejan de reconocer que puede

inclinarse á la práctica de algun acto moralmente bueno. Tal es la doctrina de san Agustín, confirmada por santo Tomás, el cual dice lo siguiente: «La naturaleza humana no quedó corrompida del todo por el pecado, pues en este estado es capaz de algun bien particular por medio de sus fuerzas naturales » ++++«Si alguno dice que después del pecado de Adan ha quedado perdido y destruido el libre albedrío del hombre, sea excomulgado.» Tal es la definicion del concilio de Trento, cuya autoridad infalible no permite ninguna duda en este punto, porque pertenece á la fe.

El Dit. ¿Por ventura se pone un límite al conocimiento de la verdad y á la operacion del bien moral de que es capaz el hombre por sus solas fuerzas naturales, sin el influjo de la gracia?

El Teól. Con respecto á las verdades morales, podemos decir que

los hombres que no tienen otras luces que las de la razon no pueden

en el estado presente llegar al conocimiento de todas, pues esta ciencia hubiera sido la perfeccion del estado de naturaleza íntegra , en el cual el entendimiento humano hubiera poseido una +++fuerza de comprension que en vano se busca en el hombre despues de su pecado. ++++Por lo demás, la experiencia confirma nuestro aserto, pues en ningun filósofo, en ningun pueblo de la antigüedad se halla un código de moral que encierre todos los preceptos que conocemos actualmente por la revelacion, pudiendo decirse que los relumbrones de doctrina moral, de que con tanta pompa hacían alarde, los habian tomado del pueblo judío.

+Falta examinar hasta qué punto puede ejercerse la accion del hombre para el bien moral sin un auxilio sobrenatural. ++En primer lugar,

se da por sentado que en el estado presente no puede cumplir sin la

gracia con todos los preceptos de la ley natural, contra la principal

herejía de los Pelagianos, que suponían que no habiendo redundado

el pecado de Adan en perjuicio de sus descendientes, podían observar todos los preceptos morales con las solas fuerzas de la naturaleza.

Hé aquí la contestacion que les dirigía san Agustín: «Si basta con las fuerzas naturales del libre albedrío para conocer y observar las reglas de la vida, el Cristo ha muerto sin motivo.» «+++Verdad es, dice santo Tomás, que el hombre es capaz de hacer algun bien con sus solas facultades naturales, mas no todo el bien de su naturaleza. »

Y no creais que se trate solamente de una simple dificultad que se pueda vencer por medio de algunos esfuerzos, como sentia Pelagio, pues

++san Agustín asegura que sin la gracia nadie puede cumplir con los

diez Mandamientos; y ++los Padres de un concilio de Milevo condenaron tambien esta proposicion pelagiana : «Si no se concediera la gracia, mucho costaría ciertamente cumplir con los preceptos divinos, mas no por esto seria imposible.» Por otra parte, +basta con haber demostrado el grave menoscabo que ha sufrido el libre albedrío para afirmar que el hombre no es capaz de hacer hoy todo lo que le hubiera sido posible en el estado de naturaleza íntegra.

++El hombre, guiado por las luces de la razon, como llevamos dicho, puede conocer á Dios como autor de la naturaleza, lo mismo

que la obligacion de honrarle, amarle y servirle; mas no es capaz de encumbrarse por sus solas fuerzas á un amor efectivo, como le llaman los teólogos, es decir, acompañado del cumplimiento de todos los preceptos, ni tampoco amar á Dios con una preferencia absoluta, según el comun sentir de los Doctores cristianos. Concíbese efectivamente que este acto, que en el estado de naturaleza íntegra es el mas perfecto, debe ofrecer algunas dificultades al hombre caído, pues supone la resolucion de observar fielmente toda la ley, de no agradar mas que á Dios, de resignarse á todos los sacrificios antes que ofenderle; mas el hombre no parece capaz de esta generosidad, que aun en el dia, con los auxilios sobrenaturales, no deja de ser difícil.

 

 

 

«En el estado de inocencia, nos dice santo Tomás, el hombre no tenia necesidad de ninguna gracia para amar á Dios como autor de la naturaleza sobre todo, pues para esto le bastaba con los bienes naturales; mas en el estado de naturaleza corrompida no es capaz de profesar un amor semejante sin el auxilio de la gracia .» Este es el dictámen que habia emitido san Agustín, antes que aquel gran teólogo, con estas palabras: «Por la gravedad de laprimera prevaricacion hemos perdido el libre albedrío de amar á Dios *. »

Sin el auxilio de la gracia no puede el hombre triunfar de las violentas tentaciones con que tenemos que luchar, particularmente si las tomamos de una manera colectiva ; porque si es impotente para cumplir con los preceptos en sí mismos, ¿cómo es posible que los observe si encuentra un nuevo obstáculo en la violencia de la tentacion?

Hé aquí lo que oponían á Pelagio los Padres del concilio de Diospolis

para obligarle á confesar que en los combates que sostenemos contra la tentacion no conseguimos la victoria con las solas fuerzas de nuestra voluntad, sino con la gracia de Dios.

Tales fueran los achaques del hombre en su entendimiento y en

su voluntad si Dios le abandonara á sí mismo, despues de la corrupcion de su naturaleza por el pecado. Horroriza por cierto la sola idea del abismo de depravacion en que hubiera caido en el curso de lossiglos, sin el socorro de la gracia sobrenatural que ha venido á regenerarle, ilustrarle y robustecerle ; mas , ++¡oh prodigio de la misericordia divina! la gracia le hace capaz de los esfuerzos mas generosos , de los sacrificios mas heróicos y de las virtudes mas nobles para prepararle á la contemplacion de Dios en el cielo y á la posesion de su eterna felicidad.

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