viernes, 14 de noviembre de 2014

Sobre la Resurrección de Jesucristo



Año cristiano o Ejercicios devotos Resurrección Pentecostés, 483 p.
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Así como la verdad de este gran misterio (la resurrección) es una prueba sin réplica de la divinidad de Jesucristo, y por consiguiente de la verdad, de la santidad, de la infalibilidad de nuestra Religión, fundada y establecida especialmente por él.
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Toda la Religión, todo el Evangelio se encierran, por decirlo así, en este solo artículo de nuestra fe. ¿Jesucristo ha resucitado? Luego es Hijo de Dios; luego es Dios, como Él mismo nos lo ha asegurado: sus palabras son oráculos de verdad; luego Su Evangelio es la sola regla de las costumbres; Su Iglesia el solo camino de la salvación; Su Religión la sola verdadera religión que puede haber en el mundo.
" ...; porque abriéndonos el cielo, nos hace gozar con anticipación por la fe, por la esperanza y por la caridad de los gozos celestiales.
            No debe admirarnos el que la Iglesia celebre con tanta solemnidad un misterio que mira no solo como el fundamento de nuestra fe, sino también como la causa y el símbolo de la vida eterna y bienaventurada, que es el objeto de nuestra esperanza. La Cuaresma, que ha servido de preparación a esta fiesta, era figura de la vida penitente y laboriosa que debemos tener en este lugar de destierro; y la fiesta de Pascua representa aquella vida gloriosa que debe ser la recompensa de la vida presente. Por eso la Iglesia en todo el oficio de esta semana entra ya en espíritu en la celestial patria.
24 "..., suba a los cielos para estar sentado a la diestra de Mi Padre, y prepararos el lugar que os he merecido con Mi Muerte."
30 "...; luego nos hemos conducido prudentemente dejándolo todo por servirle, por mas que sean sobre el espíritu humano los dogmas de la religión que nos enseñó, por más contraria que sea su moral a los sentidos y al amor propio: ¡ desdichados de nosotros, si no le hubiésemos creído!
PROPÓSITOS.
1 ¿No sabéis, dice san Pablo, que hemos sido bautizados en la muerte de Jesucristo; es decir, que este divino Salvador nos ha lavado y purificado del pecado por su sangre? Debemos, pues, estar verdaderamente muertos al pecado para no vivir ya sino con una vida nueva a ejemplo de Jesucristo; porque si hemos sido ingeridos en la semejanza de su muerte, continúa el Apóstol, lo seremos también en la de su resurrección; es decir, que así como un injerto muere o vive dependientemente del árbol en que está ingerido, y de donde saca todo su jugo; del mismo modo estando unidos con Jesucristo por el Bautismo, como miembros de un mismo cuerpo, es necesario que este Señor sea por su resurrección el principio y el modelo de nuestra resurrección espiritual a la vida de la gracia, así como por su muerte fue el principio y el modelo de nuestra muerte espiritual al pecado. Y pues el que ha muerto está libre de pecado; es decir, que así como la muerte natural nos exime de toda servidumbre; así la muerte espiritual debe eximirnos de toda sujeción y servidumbre por lo que mira al pecado. Y al modo que Jesucristo resucitado ya no muere; así vosotros, habiendo muerto al pecado en estos santos días, no debéis ya vivir sino para Dios en Jesucristo, y ya no morir más por el pecado. Medita bien el día de hoy esta importante lección de san Pablo; y toma todos los  medios, hasta sacrificarlo todo, si es menester, para nunca más perder la vida de la gracia.
Oficial romano de Cesarea; la Escritura dice que era un hombre religioso, es decir, temeroso de Dios; que daba grandes limosnas al pueblo, y tenía una vida ejemplar, que le hubieran  tenido por un fervoroso cristiano aún antes que hubiese tenido conocimiento de la religión cristiana. Santo Tomás cree que Cornelio tenía ya la fe sobrenatural del verdadero Dios con la fe implícita en Jesucristo cuando el Ángel se le apareció. Como quiera, una tan rara virtud en un oficial de guerra fue sin duda una disposición para el insigne favor que recibió.
35 ".., queriendo por un celo ya cristiano que participasen de la gracia que el Señor le quería hacer a él."
45  (interesante sobre verdadera muerte, siendo crucificado, a la que sigue la verdadera resurrección. Morir al pecado para resucitar a la Gracia.)

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