viernes, 14 de noviembre de 2014

Sobre las tentaciones.



De AÑO CRISTIANO ó EJERCICIOS DEVOTOS PARA TODOS LOS DOMINGOS, DIAS DE CUARESMA Y FIESTAS MOVIBLES. Escrito en francés por el P. JUAN CROISSET, de la Compañia de Jesús. Y traducido al castellano por D. José María Díaz Jiménez, Presbítero. 1855. Páginas  238-241
MEDITACION.
Sobre las tentaciones.
Punto Primero. — Considera que nuestra vida es una guerra continua con enemigos tanto mas temibles, cuanto que atacan á nuestra salvacion, y son sumamente astutos para hacerlo. Estos enemigos son lisonjeros, dulces, insinuantes, arteros, y cuasi todos domésticos. Inclinaciones viciosas, natural avieso, pasiones nacidas con nosotros, amor violento del placer, codicia, concupiscencia, un corazon corrompido, cuyo espíritu es siempre el engaño; sentidos sobornados, que tan fácilmente seducen al corazon, objetos que tientan, ejemplos que autorizan el vicio, y que favorecen tanto la inclinacion; ¿es extraño, con todo esto, que durante la vida todo sea peligro, todo tentacion, todo lazo? El demonio que ha jurado nuestra perdicion no duerme jamás, y mucho menos se cansa. Él no presenta mas que placeres, no pide mas que el consentimiento, no nos ataca mas que por el lado mas flaco. Nuestra resistencia no le abate; solicita, urge, y como está de inteligencia con el corazon, el amor propio y los sentidos, al fin persuade. No hay edad en que no sea poderoso.     No hay lugar alguno en donde la tentacion no se deslice, y en donde no haga estrago. Como nosotros mismos somos nuestros mas peligrosos tentadores, la tentacion se halla en todas partes á donde nosotros vamos. Soledad sombría, desiertos espantosos, claustros rodeados de cercas y murallas, provistos de toda especie de armas y de municiones: en todas partes donde nos hallamos nosotros, allí está el enemigo de nuestra salud. Desgraciado el que cuente demasiado con su valor ó con sus resoluciones; el que no añada la oracion á la vigilia continua. La gracia, en verdad, es siempre mas fuerte que la tentacion; pero ¿cómo se resiste á la tentacion, cuando hay tan poco interés por esta gracia, cuando se cuida tan poco de pedirla sin cesar al Señor, cuando hasta se resiste á todas las impresiones de la Gracia? ¿Cómo se resiste á la tentacion, cuando se expone uno voluntariamente á ella, cuando se la busca? Los lugares mas retirados, los mas santos estados de la vida, las comunidades mas regularizadas, no son abrigos ni asilos contra la tentacion; y gentes medio vencidas por el tentador, ¿se exponen con placer á la tentacion, corren sin armas á los mayores peligros, caminan sin guia y con los ojos cerrados por medio de los mas grandes precipicios? Báiles, espectáculos profanos, asambleas mundanas, entretenimientos delicados, reunion de objetos á cual mas tentadores, ocasiones peligrosas y próximas, ¿respetaréis vosotros la inocencia? Y después que el demonio se ha atrevido á tentar al Hijo de Dios en el mas espantoso desierto, después de un ayuno de cuarenta dias, entre los ejercicios de la piedad mas heroica, ¿estaremos nosotros seguros, no tendrémos nada que temer, ni en el claustro, ni en el mundo?
Punto Segundo. — Considera que todas las tentaciones son peligrosas ; pero las mas temibles son las domésticas, estas son las mas delicadas y menos tumultuosas, y de las que se desconfia menos: raras veces ataca el demonio á fuerza abierta y con gran ruido. Obrar con tanto estruendo es advertir al enemigo. Entonces se guarda, toma sus precauciones, se pone en defensa. El enemigo de la salud es muy hábil y muy astuto para que obrase con tal torpeza; observa el tiempo en que uno vive mas confiado, está atento á las circunstancias del lugar, aprovecha las ocasiones, prepara con cuidado los objetos, estudia el natural, el espíritu, las inclinaciones, el humor, la propension, y sobre todo la pasion dominante; y este es el resorte principal de que se sirve. Ninguna de estas tentaciones afectadas deja de tener un motivo plausible y especioso, siempre conforme á la pasion que domina. No son mas que conversaciones de cortesía, de correspondencia, de civilidad, las que insensiblemente hacen tragar el veneno que mata al alma. Pretendidas obligaciones de sostener con esplendor un empleo, un estado, una familia, son las que hacen emprender un comercio injusto, tomar á manos llenas, sacrificar su conciencia á sus propios intereses. La nombradía que se tiene, el rango en que uno se halla, el cargo que se desempeña, un establecimiento que se quiere plantear, es siempre el pretexto que autoriza las asambleas mundanas, de las que nunca se sale sin menoscabo del espíritu cristiano, los espectáculos profanos á los que jamás se asiste sin pecado, el juego, en donde la pérdida menor es la del tiempo. Aun en los mismos que son inclinados á la piedad se ve por lo comun que la devocion esta, por decirlo así, ingerida en el natural. De aquí tantas ilusiones, tanto orgullo, tanto mal humor, tanta sensualidad en aquellas personas que se creen y que se llaman devotas. Alguna vez se encuentra el celo, junto con un temperamento vivo, bullicioso, vanidoso, disipado. ¡Buen Dios, qué lamentable disipacion! ¡qué alejamiento del retiro y de la oracion! ¡qué apego al propio parecer! ¡qué desarreglo en su interior! ¡qué indiferencia con respecto á las obligaciones ordinarias de su estado y de la regla! Y hé aquí las tentaciones mas temibles, y de las que sin embargo se desconfía menos; tentaciones que pierden á tantas almas.
Concededme, Señor, la desconfianza saludable de mi entendimiento, de mi corazon, y de mi amor propio, y cuanto mas sutil, artificiosa y delicada sea la tentacion, tanto mas resuelto estoy yo, mediante vuestra gracia, á velar, temer y orar.
Jaculatorias.—Yo espero, Señor, que con el auxilio de vuestra gracia evitaré tantos peligros, y apoyado en vuestra asistencia no habrá dificultades que yo no rompa. (Psalm. XVII).
Dad, Señor, una señal brillante de vuestra bondad conmigo; vean mis enemigos que me socorreis, y queden con esto ellos mismos cubiertos de confusion. (Psalm. Lxxxiii).
PROPÓSITOS.
1 No atribuyamos siempre al demonio nuestras caidas: por grande que sea su malicia, nuestra derrota en las tentaciones no es siempre obra suya; nosotros mismos nos tentamos muchas veces; mas peligrosamente y con mas malignidad que él lo haria. ¿ Para qué quiere emplear sus armas contra gentes que en su fondo se alimentan del contagio que las debe hacer perecer, y que son mas industriosas para emponzoñarse, que él solícito y empeñado para perderlas? ¿Qué necesidad tiene de encender un fuego que jamás está extinguido, que se nutre con empeño, y que arde sin cesar? Se corre á los espectáculos , al teatro, á los entretenimientos escandalosos, á las reuniones donde reina el vicio sin disfraz; las mas licenciosas diversiones constituyen hoy una de las mas serias ocupaciones de las gentes del mundo. El lujo ostenta todos los dias todo lo que hay de mas tentador, causa rubor el nombre de cristianos; y después de esto ¿habrá quien se atreva á decir que el demonio nos tienta? Huid con ardor de todas estas ocasiones de pecado. Sed continuos en la oracion, mortificad vuestros sentidos, domad vuestras pasiones, vivid como cristianos, y la tentacion será para vosotros un motivo de victoria y de mérito.
2 No os expongais al peligro, y no pereceréis en él. Desconfiad siempre de vuestro natural, y mirad como vuestro principal enemigo á vuestro amor propio. Por mas santo que sea vuestro estado, desconfiad de vuestro propio corazon. Las mejores tierras abundan regularmente en malas yerbas si les falta la cultura. Si os hallais en el estado religioso, guardad con puntualidad vuestras reglas; desconfiad de un celo demasiado impetuoso; observad con exactitud todas vuestras prácticas de piedad; no descuideis el exámen de conciencia; aprovechad el uso de los Sacramentos. Con estas sabias precauciones , pidiendo continuamente el socorro del cielo, las tentaciones léjos de dañar vuestra virtud la purificarán.”


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