viernes, 5 de diciembre de 2014

De Explicación breve de todo el Sagrado Texto.



De Antonio Oriol.

Fue crucificado, muerto, y sepultado nuestro Señor Jesucristo por nuestro amor, para librarnos de nuestros pecados, y de las manos de nuestros enemigos. Que nosotros esclavos éramos de nuestro pecado, y del demonio, y el Señor nos redimió con su preciosa Sangre.

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Consideando que el fundamento principal de toda la perfección cristiana consiste en saber, y entender bien la Doctrina de Cristo; ha parecido conveniente, sacar aparte, del Libro de los Desengaños Místicos, esta breve Explicación de todo el Sagrado Texto de la Doctrina Cristiana; que ni es tan concisa, como la vulgar que se usa; ni tan larga, que cause molestia; para que teniéndola siempre a mano las Personas Espirituales, se aprovechen de ella, con

-"... para merecer el Santo Bautismo, porque naciste en pecado original, enemigo de Dios, hijo de ira, como dice San Pablo; y desheredado de la Gloria. Por lo cual, no por merecimientos tuyos, sino por los infinitos merecimientos del Señor, que murió por ti, recibiste la inestimable Dignidad de ser Cristiano, Discípulo de Cristo, y heredero de la eterna Bienaventuranza. Pondera mucho, cuan mal discípulo has sido del Señor, pues según tus malas obras, más has parecido discípulo del Demonio, y del Mundo, cuya Doctrina has seguido, que fiel Discípulo de Cristo.



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Se dice, que vendrá a juzgar los vivos, y los  muertos; porque aunque en aquel último día ya habrán muerto todos, y resucitado; los buenos se llaman vivos, y los malos se dicen muertos.
Página 71
Todas las buenas obras de los Justos tienen tres partes, o consideraciones distintas, que son. La primera, el ser meritorias de aumento de gracia, y de Gloria. Esta siempre se queda en quien hace la buena obra. La segunda, el ser impetratorias de favores, auxilios, y beneficios de Dios. Esta se puede aplicar por otras criaturas. La tercera, el ser satisfactorias, por lo que debemos satisfacer por los pecados que están perdonados; pero no está perdonada toda la pena  que les corresponde, o en esta vida mortal, o en el Purgatorio. Esta parte se puede aplicar, no sólo por las benditas Almas del Purgatorio, sino también por los vivos, unos por otros, a mas de que se participan por la Comunión de los Santos

Creo en la Resurrección de la carne.
En esto creemos, que en el día del Juicio resucitarán todos los muertos; los buenos resucitarán gloriosos, y hermosos; y los malos al contrario, feos, miserables, y abominables.
Creo en la vida perdurable. Confesamos, y creemos, que después del Juicio universal, los Justos que murieron en gracia de Dios, en cuerpo, y alma resucitados han de gozar para siempre de la Gloria eterna: y los malos también en cuerpo, y alma padecerán eternamente en el Infierno.

...
         A las Gloria van los Justos, y Santos que mueren en gracia de Diso, y salen del todo purificados de esta vida mortal.
         Al Infierno van las Almas de los pecadores, que mueren en desgracia de Dios, sin haberse confesado bien.
         Al purgatorio van las almas de los que mueren en gracia de Dios; pero no se han purificado bien de sus imperfecciones, y culpas leves, ni han satisfecho bien en esta vida la pena que merecían por sus pecados.
         Las penas que padecen las benditas Almas del Purgatorio, no se dicen propiamente Satisfacción, porque no están en estado de merecer; y así más propiamente se dicen Satispasión. Lo que nosotros ofrecemos por ellas, y o las Indulgencias que les aplicamos, esto es propiamente Satisfacción.
...
         Los cuatro Novísimos, son: Muerte, Juicio, Infierno, y Gloria: y se dicen Novísimos, porque son, y han de ser los últimos pasos de toda criatura humana racional.
         Los Dotes del Alma gloriosa son tres: Visión, Comprehensión;y Fruición: La Visión Beatífica, consiste en ver a Dios claramente, cara a cara, como dice San Pablo: y corresponde este Dote a la Fe que tuvo el alma en esta vida mortal. Esta visión clara, es por acto de entendimiento. La Comprehensión, es tener ya conseguido el fin, y corresponde a la Esperanza, que tuvo el alma cuando vivía en el Mundo. La Fruición, es la suma delectación, que se sigue en el alma de ver a Dios claramene, y poseerle, y amarle. Esta corresponde a la Caridad.
         Los Dotes del Cuerpo glorioso, son cuatro, Claridad, Impasibilidad, Sutileza, y Agilidad. La Claridad, sirve para la hermosura transparente, que tendrán los Cuerpos de los Santos en la Gloria, que están transparenes, y bellísimos. La Impasibilidad, sirve para que el Cuerpo no reciba las pasiones dañosas, que le den molestia. La Sutilidad, sirve para que no le impida el  movimiento la resistencia ajena de otros cuerpos. La Agilidad, le quita al cuerpo la gravedad, y pesadez propia, para moverse pronto, y veloz, conforme a la Divina voluntad, sin resistencia alguna.
         El Cuerpo glorioso quedará más transparente para recibir la luz, que un finísimo cristal. Y a mas de recibir la luz, la causará, y derramará de sí, porque entrambas cosas le dará el Dote de Claridad.
         Inclínese nuestro pesado corazón a seguir las justificaciones del Señor, considerando esta colmadísima retribución que tendrán los Justos en cuerpo, y alma gloriosos.

         En la Ley Antigua reveló Dios estos diez Mandamientos, y los intimó a su Pueblo; y después nuestro Señor Jesucristo los confirmó en la Ley de Gracia, que profesamos.
         Los tres primeros pertenecen al honor de Dios, porque quiere que le sirvamos, lo primero con el corazón, lo segundo con la boca, y lo tercero con las obras.
         El primero, Amarás a Dios sobre todas las cosas. Esto lo guardarás adorando, y reconociendo un solo Dios; y contra este Mandamiento pecan los que adoran Ídolos, y hacen otras supersticiones y hechicerías.
         Amarás a Dios sobre todas las cosas, si te determinas a perder todas las cosas, vida, honra, y hacienda, antes que perder a Dios, ni cometer un pecado mortal.
         El segundo, No jurarás el Nombre de Dios en vano. Cumplen este Mandamiento los que alaban, y dan gracias a Dios, y nunca juran sin las tres condiciones, que son justicia, necesidad, y verdad.
         Contra este Mandamiento pecan los blasfemos, y los que juran lo que no es verdad, aunque sea con mentira leve. Si la mentira leve se confirma con juramente, es pecado mortal.
         El voto es una promesa, que se hace a Dios, de mejor bien, que su contrario. Los que han de hacer, o tienen hecho algún voto, consulten con persona docta, si algo dudan.
         El tercero, Santificarás las Fiestas. Manifestando con obras exteriores la Fe, y amor, que tenemos a Dios en nuestro corazón.
         Guardaremos este Mandamiento, no trabajando obras serviles en tales días, como lo manda Dios, y oyendo Misa, como lo manda la Iglesia.
         El cuarto, Honrarás Padre, y Madre. Obedeciéndoles, reverenciándolos, y ayudándolos en lo que podamos.
         También debemos honrar a los mayores, como son los Señores Sacerdotes, Prelados, Reyes, Padres de República, Ancianos, y Pobres de Cristo.
         El quinto, No matarás. Cumplirás este Mandamiento, no queriendo, ni haciendo mal al próximo, con el pensamiento, ni con la palabra, ni con la obra, sino amándole como a ti mismo.
         Las impaciencias, maldiciones, injurias, deseos de la muerte, y comer, o beber cosa que nos hace daño, es también contra este Mandamiento.
         El sexto, No fornicarás. Este Mandamiento se cumple, huyendo de toda deshonestidad, por pensamiento, palabra, y obra: y no queriendo ver, ni oír, ni tocar con malicia, ni leer, ...
         El séptimo, No hurtarás. Guardarás este Mandamiento, no tomando, ni reteniendo cosa, que no es tuya, ni haciendo daño a la hacienda de otro.
         Contra el octavo Mandamiento no sólo se peca con el falso testimonio contra el próximo, sino también descubriendo faltas ajenas ocultas, aunque sea con verdad; y con murmuraciones, juicios temerarios, y mentiras.
         El noveno. No desearás la mujer de tu próximo. Porque no sólo está prohibido el pecar por obra, sino que también por deseo.
         El décimo. No desearás las cosas ajenas. Este Mandamiento se explica de la misma manera, porque no sólo es pecado el hacer mal de obra, sino también el deseo de hacer cosa injusta y mala.
         Para este Sacramento son necesarios tres actos en el Penitente, que son Contrición de corazón, confesión de los pecados, y satisfacción.
         La Contrición de corazón es en dos maneras, una se llama Contrición perfecta, que es dolor de haber ofendido a Dios, por ser Dios quien es, infinitamente bueno, y Santo. La otra se llama Atrición, y es dolor de haber ofendido a Dios, por la fealdad del pecado, y porque Dios nos castigará con las penas del Infierno, y nos privará de la Gloria.

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