16 DEL PDF: Padre Alonso de Salmerón: importa la virtud de los nobles.
19. La verdadera libertad está en servir a Dios, libres de la sujeción
a las riquezas, honras y deleites del mundo, que cuanto son más grandes, tanto
más aprisionan los corazones de los hombres. Salir de la esclavitud de la
cárcel de este siglo.
30 Mortificar los sentidos del cuerpo, los apetitos y las pasiones.
32 grados de humildad
Desprecio, pobreza y humillación, medios para la humildad.
89 ¡O cuán locos son los hijos de Adán, que pudiendo traer a sí las
riquezas eternas, tienen por blanco de su amor las caducas y temporales!
90 "...; y es que
vio en la saeta tres lancetas de oro; una al principio, otra al medio y otra al
fin, en que se le dio a entender los tres grados del amor de Dios: el que es
llagado con la primera, cobra fastidio y desprecio de las cosas caducas y
perecederas del mundo, como los enfermos de calentura fastidian los manjares
que de antes apetecían; así los que tienen este ardor de la calentura del amor,
fastidian los regalos y festines del mundo, y las honras y riquezas que antes
apetecían; pero cuando la flecha llega a la segunda lengueta, pasa un grado mas
adelante el que ama, y apetece las asperezas, dolores y trabajos por su Dios;
como suele apetecer el enfermo las pócimas amargas y medicinas ásperas,
encendiéndose la calentura, por alcanzar la salud: y el que llega hasta la
tercera lanceta con la flecha del amor de Dios, llega al supremo y último
grado, saliendo de sí, por entregarse todo a Dios, hasta unirse íntimamente con
él, sin desear ni aspirar a otra cosa mas que a servirle, amarle y gozarle,
llorando su destierro, y clamando por quien ama con una suavidad y dulzura
inefable, que baña su espíritu, y le enagena de sí, por vivir en quien ama.
93: "Su divina Magestad nos dé a todos una centella de este fuego
sagrado, para que sepamos amarle y servirle, y para que purifique nuestras
almas de la escoria de cualquier afición terrena, y para que en todo y por todo
busquemos su gloria y honra, sin algún interés nuestro, como Santa Gertrudis la
buscó."
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Espiritualmente, tuvo la
Merced de tener el corazón de Cristo: primera Santa
Gertrudis; después Santa Catalina de Siena (como lo escribe el muy docto y
Reverendo Padre Fr. Hernando del Castillo)
117: Como dice San Pablo, la ciencia envanece, y la caridad humilla, y
al paso que la una crece, la otra se entibia.
127: "... también se descubría con claridad la intención que había
tenido en cada uno de ellos; conviene a saber, si había pretendido por ellos la
gloria de Dios, y el aprovechamiento de su alma y de los próximos, o el favor y
aplauso de los hombres, y el daño de alguno: en las lab ..."
129: Vio a Santa Agueda, Santa Eulalia y Santa Cecilia.
138: esforzándolos a llevar sus enfermedades como venidas de la mano de
Dios, con paciencia y alegría por el mérito que ganaban, y la gloria que habían
de recibir por ellas en el cielo.
142 Otra vez la enseñó el Señor el modo y la prudencia con que debía
reprender. Para lo cual le mandó que guardase las tres reglas siguiente. La
primera, que fuese con ánimo y rostro sereno, sin ceño, ni muestras de
indignación, y menos con intención torcida de venganza, o de hacer mal. La
segunda que fuese con necesidad y causa bastante; y que habiéndola, no omitiese
la reprensión. La tercera, que nunca la contase, ni dijese en otra parte en
donde no reprendió, si no fuese en caso que hubiese de aprovechar a otros el
saberla: y siempre había de nacer de perfecta caridad, y amor del próximo y de
Dios.
144 "... tengan la
intención recta, no mirando a su interés, ni a su comodidad, sino a la gloria
de Dios y provecho espiritual de los otros, a quien deben afervorizar con la
palabra y el ejemplo".
152 "No te aflijas por lo hecho, porque yo lo dispuse así con mi paternal
providencia para limpiar su alma de imperfecciones, y disponerla, para
darle mayores gracias y favores: y
advierte, que todo hombre que con caridad y santo celo corrige a mis escogidos,
no pretendiendo darles pena, sino doliéndose de sus faltas, es un ligero azote
en mi mano, que los libra de eternos tormentos, y recibirá grande gloria por
ello, correspondiente a sus merecimientos."
154 "... lloraba por
la perdición de tantos moros y judíos, que no conocían la verdad de nuestra fe,
y no había quien procurase su luz y su salvación, caridad verdaderamente
grande, y llama del gran fuego de su amor, ...".
159: ¡Ay de mí, pobre y miserable, ¡cómo he gastado este tiempo! ¡Cuán
poco me ocupé en el servicio de Dios, Señor y amador mío!.
167, Conformarse con rendida voluntad a la de Dios.
198 "...obras, que
deben ser buenas y santas, sin mácula de torcida intención, ni resabio de amor
propio, mirando siempre, como al blanco, al mayor servicio de Dios, a quien
como agradable sacrificio, y de altísimo valor, deben ser ofrecidas juntamente
con las que obró Cristo nuestro Redentor."
221 "En todos estos trabajos estuvo tan firme, constante, y con
tan admirable paciencia, que no se airó, ni inmutó, ni dio muestras de
tristeza, ni hizo más movimiento en lo interior de su alma, ni la exterior de
su cuerpo, que si no le sucediera cosa adversa, ni le tocara alguno de aquellos
trabajos, recibiéndolos todos, no solo con igualdad de ánimo, sino con alegría
y gozo, como dones enviados de la mano de Dios; que es el supremo grado de la
virtud de la paciencia, a donde el que ha llegado, llegó a la cumbre de su
perfección."
237 " ... dijo San
Gregorio, y se ve por experiencia en esta Santa, los manjares del mundo, por
suaves y dulces que sean, continuados fastidian y empalagan el paladar; pero
los espirituales y divinos cuanto mas se gustan mas apetito da, y nunca cansan,
ni empalagan, porque son como el cebo del fuego que cuanto mas leña le echan
mas se enciende."
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