viernes, 5 de diciembre de 2014

SOBRE EL BAUTISMO.



De Explicación breve de todo el Sagrado Texto. De Antonio Oriol.
 
El primero Bautismo. Le instituyó Cristo Señor Nuestro para hacer al hombre cristiano, e hijo de Dios: porque en el Bautismo se nos perdona el pecado original, con todos los demás pecados cometidos antes del Bautismo, y se nos da la gracia por la cual somos hechos hijos adoptivos de Dios, y herederos del Cielo.

DEL CATECISMO ROMANO:

          Siendo así que la mira del christiano siempre se debe poner, no en los bienes engañosos e inciertos que se ven, sino en los verdaderos y eternos que no se ven (2 Corintios 4,18).

         Porque el que se ha de alistar en la milicia de Christo debe ante todo prometer santa y religiosamente, que se aparta del demonio y del mundo, y que jamás vendrá tiempo en que no mire á uno y a otro, como a  muy horribles enemigos.

         Luego se le pone en la mano una candela encendida, lo cual manifiesta, que debe conservar y acrecentar con ejercicios de buenas obras la fe inflamada por la caridad, que recibió en el Bautismo.


De Sermones y conferencias dogmático-morales.
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EL SIGNO EXTERNO DEL BAUTISMO
2.3.1 La materia
La materia del bautismo es el agua natural (de fe, Conc. de Florencia, Dz. 696).
             La ablución del bautizado puede hacerse ya sea por infusión (derramando agua sobre la cabeza) o por inmersión (sumergiendo totalmente al bautizado en el agua):
         El bautismo se ha de administrar por inmersión o por infusión, de acuerdo a las normas de la Conferencia Episcopal (CIC. c. 854).

        Para que el bautismo sea válido

        a) debe derramarse el agua al mismo tiempo que se pronuncian las palabras de la forma;
        b) el agua debe resbalar o correr sobre la cabeza, tal que se verifique un lavado efectivo (en caso de necesidad p. ej., bautismo de un feto bastaría derramar el agua sobre cualquier parte del cuerpo).

2.3.2 La forma

La forma del bautismo son las palabras del que lo administra, las cuales acompañan y determinan la ablución. Esas palabras son: "Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo".

Esta fórmula expresa las cinco cosas esenciales:

1o. La persona que bautiza (ministro): Yo
2o. La persona bautizada (sujeto): te
3o. La acción de bautizar, el lavado: bautizo
4o. La unidad de la divina naturaleza: en el nombre (en singular; no ‘en los nombres', lo que sería erróneo)
5o. La distinción de las tres Personas divinas: Padre, Hijo y Espíritu Santo.

 Instrucciones generales en forma de catecismo.
 P. Francisco Amado Pouget.  Tercera parte.

Página 40. Por el Bautismo se renuncia a Satanás  (se declara que desde ese momento se abandona el partido del demonio), a sus pompas, que son las máximas y  vanidades del mundo, y a sus obras, que son todos los pecados, y se une uno a Jesucristo; y Jesucristo se compromete a dar la vida eterna al que cumpla sus promesas fielmente. Creo en Jesucristo … quiere decir que sólo quiero unirme con Jesucristo; que me someto a creer los misterios que Él ha revelado; que quiero seguir su doctrina y sus ejemplos; que me coloco en el número de sus discípulos,  y que a Él solo tomo por Maestro.
Renuncio de todo mi corazón al demonio, a sus pompas, y a sus obras. Quiero decir, renuncio a las vanidades y falso resplandor del mundo, y a las máximas corrompidas del siglo; en una palabra, a todo pecado. No quiero unirme sino a Jesucristo, y seguir a Él solo. Por Él solo quiero vivir y morir. En el nombre del Padre, y  del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
¿Por qué se da una vela encendida al recién bautizado? Para enseñarle que por el resplandor de sus virtudes, y por el ardor de su caridad debe ser una antorcha encendida y luminosa.
47 ¿Qué llamáis tentaciones exteriores? Llamo así las persecuciones, los ultrajes, las afrentas, y generalmente todo aquello que los hombres animados de los demonios, pueden hacer sufrir a los cristianos, para quebrantar su Fe y su virtud; y asimismo todo lo que puede seducirlos.
¿Qué llamáis tentaciones interiores? Llamo así todos los movimientos de la concupiscencia, que se suscitan en nosotros por nuestra flaqueza; y que fomenta el demonio con sus sugestiones, y  el mundo con  su malicia y malos ejemplos.
¿Cómo nos da el Espíritu Santo fortaleza para resistir a todas estas tentaciones? Aumentando y perfeccionando en nosotros la caridad.


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... para merecer el Santo Bautismo, porque naciste en pecado original, enemigo de Dios, hijo de ira, como dice San Pablo; y desheredado de la Gloria. Por lo cual, no por merecimientos tuyos, sino por los infinitos merecimientos del Señor, que murió por ti, recibiste la inestimable Dignidad de ser Cristiano, Discípulo de Cristo, y heredero de la eterna Bienaventuranza. Pondera mucho, cuan mal discípulo has sido del Señor, pues según tus malas obras, más has parecido discípulo del Demonio, y del Mundo, cuya Doctrina has seguido, que fiel Discípulo de Cristo.


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