Croisset.
p. 59-60 (68 y 69 del pdf): La ira es un frenesí,
que a la verdad no dura mucho tiempo; pero no por eso tiene menos de locura:
siempre viene acompañada de furias, y de una especie de privación de la razón,
y entendimiento. ¿Qué significan aquellos movimientos repentinos del alma, que
no la dejan tiempo para deliberar? ¿Aquellas agitaciones impetuosas, tan
parecidas a los accesos y crecimientos de la calentura? ¿Qué quiere decir aquel
semblante alterado, aquel mirar furioso, aquellas palabras ofensivas, aquellas
conmociones violentas, siempre a punto de desatarse en borrascas? ¿Son estas
acaso señales de un hombre cuerdo?
Todo
el mundo está de acuerdo, en que nada hay, que esperar de la razón de un hombre
irritado. No solamente se desenfrena los espíritus animales: no es el único
efecto de su cólera la alteración de la sangre: no hay pasión, que manifieste,
y pruebe tanta flaqueza de alma, y espíritu, como esta. Eccl.7.
83
Las pasiones son las enfermedades del alma.
86-87, ¿pero es menos de admirar, que unas
personas, que parecen entendidas, y aún se precian , de que tienen religión,
sigan unas sectas, que son una pura invención de la pasión de los hombres, y no
se obtienen sino con la pasión?
87 ¿Qué sectario no conociera fácilmente, que
andaba fuera del buen camino, si no hablara su deleite, o su interés en sus
errores? No se vuelve en sí fácilmente, cuando se apetece el desvarío. Un
corazón licencioso jamás deja mucha libertad al entendimiento.
Pero
uno de los principales efectos de una pasión es enflaquecer la razón, y cegar
el entendimiento.
93 "Si el avariento, y el soberbio pudieran
ver sus retratos al natural, aquel dejara su tenacidad sucia, y su pobreza
voluntaria; este sus ridículas ideas de grandeza, y la excesiva estimación de
sí mismo, con un mérito tan moderado. Esta sola vista sirviera de contraveneno,
y por lo menos disminuyera las fuerzas de la pasión. Un hombre cuerdo se
avergonzará de ser colérico: un hombre Cristiano de ser soberbio. No hay mejor
idea de cualquier pasión que el verla tal, que es en sí misma.
120
De la vida inútil de la mayor parte
del mundo.
Intervalo de quietud que siempre
disgusta a quien no tiene la conciencia sosegada.
127. No se merece el cielo si se
obra lo malo; y tampoco si no se obra lo bueno. 1 Pedro 3.
129 La vida de un cristiano no debe
jamás ser estéril: es delincuente, siempre que no tiene fruto (higuera).
135: El Cielo no se da sino a título
de recompensa: si no hay trabajo, no hay jornal. Es una corona: es necesario
haber vencido. ¿Pues hubo jamás victoria sin combate? ¿Hubo combate sin
aplicación, sin sudor, y sin fatiga? ... ¿Pues a qué título la obtendrán (la
vida eterna) estas personas, que viven una vida floja, ociosa, inútil, y en
pasatiempos y deleites?
...que esta vida delicada, inútil,
ociosa, y sin acción, es vida reprobada, cuya suerte no puede ser sino la
eterna infelicidad (Filipenses 3).
139: ¿de qué les servirá para
la otra vida la fortuna de esta, si no
es Dios el motivo, y objeto de tantos trabajos?
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Sap. 5
155
Mateo 7 Dios no nos recibe en
cuenta, lo que no hacemos por su Magestad. Las acciones más
"heroicas" son frutos podridos, si no son conformes a su espíritu.
Habéis trabajado por el mundo, por
vuestros parientes, y por vuestro gusto: pues que aquellos por quienes habéis
trabajado os den vuestro salario.
159
La salvación ha de costar mas a los
grandes, que a los que tienen una vida trabajosa y humilde. Donde hay mas
estorbos,que vencer, es necesario hacerse violencia. Las riquezas no ensanchan
el camino estrecho, que conduce al Cielo: antes le embarazan. Las sumas
dificultades, que halla un rico en solicitar su salvación, nacen de la
facilidad de perderse con la abundancia. Todo lo debemos temer, cuando todo
está risueño para nosotros.
Una
condición en que todo sirve para lisongear los sentidos, y alimentar las
pasiones, ayuda poco para mantener la virtud. La humildad, que es la base de la
religión cristiana, rara vez se halla en esta fastuosa opulencia. Una vida
deliciosa, llena de honores, cercada de lisonjas, rara vez fue vida inculpable.
Las riquezas no son solamente espinas, según la expresión de Jesucristo: muchas
veces hacen el mismo efecto, que la ponzoña.
Pues,
¿qué debe inferirse de estas verdades, sino es, que los que viven con lucimientos y opulencia, deben ser, los
que con mas rigor observen la Ley:
deben mirar como frívolos, y nulos, todos esos privilegios de delicadezas, que
el amor propio ha inventado: y guardarse de todas aquellas infracciones de la
ley, que el mundo licencioso canoniza con el nombre de dispensas.
Así
discurrieron, y concluyeron, los que se hicieron Santos en ese estado tan
peligroso para la salvación.
Se
puede decir que el amor propio hace siempre fortuna con la persona. La
soberbia, el regalo, y el deleite, rara vez se separan de la prosperidad.
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Si no lleváis vuestra cruz cada día,
en vano os preciais de ser discípulos míos. Si no hacéis penitencia, todos
pereceréis.
¿161?
Jesucristo declara expresamente que
en la condición de los ricos nada hay que no se deba temer: El adquirir
riquezas es ocasión de injusticias: el poseerlas, origen de la soberbia: el uso
de ellas, principio de disolución en las costumbres, y causa de una vida
licenciosa y disoluta.
Todo
sirve de tentación, y peligro en una prosperidad del mundo.
Las riquezas infunden soberbia y
altivez.
202 del pdf:
" ... cuando se trata de tomar
partido; Dios y la salvación, es lo último, que se piensa. ¡Qué prueba tan
clara de la tibieza de la Fe,
y de la corta Religión! Y a vista de esto ¿es de extrañar que sean tan pocos,
los que se apliquen en el mundo a salvarse? ¿Se consulta con Dios, cuando se
elige partido en el mundo? ¿Tiene Dios alguna parte en nuestros proyectos y
designios? ¿No es la pasión, la codicia, la ambición, y otros cien motivos
humanos, en los que consiste la vocación, de casi todos los que toman empleo en
el mundo? ¿Pues por qué ha de parecer cosa extraña, que este mundo esté lleno
de desgraciados?
Mas
¿qué es lo que hace tan fácil, y pronta una elección seguida ordinariamente de
tantos arrepentimientos? Es; ¿porque se experimenta, que la condición de los
del mundo es afortunada? ¿Se juzgan ellos mismos por los mas dichosos? ¿Creen
que les ha tocado la mejor parte? ¿Vierte el mundo a manos llenas favores sobre
todos sus parciales? El estado, que se abraza, ¿trae consigo considerable
dulzura? ¿Se logra en él mucha tranquilidad? ¿A lo menos hay en él esperanzas
bien fundadas?
...
¿No consultasteis en la elección del
partido, que habéis tomado, sino a vuestras pasiones, y los intereses de
vuestra familia: ¿pues de qué os quejáis en medio de vuestros arrepentimientos?
No hicisteis votos sino a vuestras ambición, no disteis oídos sino a la voz de
la carne, y de la sangre, pues recurrid en vuestros amargos disgustos, en estos
reveses de fortuna, que os oprimen, y en la ruina de vuestros negocios, al que
fue vuestro ídolo, vuestro oráculo; y que os libre de vuestras desventuras.
(nota mía: No se confundía antes los intereses, ni las pasiones, ni la voz de
la carne y de la sangre, con el verdadero amor, con el hacer las cosas por
Dios).
...
¡Qué impía crueldad! Exclama el
Profeta. Hay padres, que sacrifican sus hijos. y sus hijas a los demonios
(Salmo 105). ... ¿No son estas víctimas
infelices que la pasión de los padres sacrifica? ¿Es Dios el objeto de este
sacrificio? ¿No tiene en él alguna parte el demonio?
No hay cosa mas perniciosa, que el
turbar con nuestros frívolos proyectos, y nuestros asuntos temerarios, la sabia
economía de la
Providencia.
...
Se conviene en que es necesario
hacer mucho para tener la gracia de Dios; ¿y no se quiere hacer nada para
conservarla o adquirirla?
...
¿Pero no hay algún temperamento?
Esas personas enteramente ocupadas de un proyecto de fortuna, de sus deleites,
y de la ambición, que se precian de ser Fieles, ¿no han hallado el arte de
servir juntamente a estos dos Señores, siguiendo servilmente las máximas del
mundo, sin dejar por eso de querer ser discípulos de Jesucristo?
De
ningún modo. Todos estos expedientes en materia de costumbres: esta política en
puntos de religión: estas condescendencias en materias morales, se llaman
error, ilusión y disolución. Nuestra religión no puede tolerar esta diversidad
de escenas y personajes. Dios quiera que le amemos de todo corazón: tiene
horror a cualquier división, y no puede ceder en este punto. Siempre contó
entre los rebeldes, y miró como apóstatas a los que la fuerza de los tormentos
había arrancado alguna señal de idolatría. No quiere criados de dos libreas.
Seguís las máximas del mundo, tenéis su espíritu, ¿y queréis agradarle? Ya
tenéis dueño a quien servir: solamente de este habéis de esperar vuestra
"felicidad"; en vano la esperaréis de Dios.
Que
los Paganos vivan en este error, se llora su suerte; pero los Cristianos que
leen cada día en el Evangelio la sentencia de condenación de todos los que
sirven a otro dueño, que Dios; que estos Cristianos sirvan al mundo con furor,
se consuman en sus prisiones, desperdicien sus haciendas, arruinen su salud, y abrevien
sus días en servicio de este mismo mundo, al mismo tiempo que solamente le dan
a Dios, y eso con gran frialdad, un desdichado resto del tiempo, y algunas
exterioridades de religión, que todas se quedan en apariencias! Esto es lo que
con dificultad se creyera, si la mayor parte de los mundanos no nos convenciera
de ello cada día con su proceder poco cristiano.
¿Pero
qué responderán estas personas tan hábiles en expediente, que intentan componer
con Jesucristo este mundo tan determinadamente reprobado por el mismo
Jesucristo, cuando se les pida cuenta del primer mandamiento de este Soberano
Señor, a quien aun se precian de servir?
220
del pdf: mundanos persiguen interés y
deleites. Se sirve al mundo como esclavos toda la vida con terquedad, por extravagantes
y ásperas que sean sus máximas. Es
verdad de Fe que el yugo del Señor es suave y su carga ligera; ¿donde ser
hayarán mayores ventajas que en servirle? Una dulce tranquilidad en esta vida:
una confianza llena de gozo en la hora de la muerte: una dicha eterna en la
otra vida; esta es la suerte de los que sirven a Dios: esto es lo que se gana
en su servicio; ...
221
Mas ¿con qué descuido; con qué disgusto es servido cuando se sirve al mundo con
una puntualidad, un ardor, y una solicitud increíble? ¿Cuando el mundo ya no
quiere nada de nosotros? ¿Cuando empezamos a no estar para nada, ni somos ya de
su gusto? Cuando el Dueño Soberano, cansado de la ociosidad del siervo inútil,
está para hacerle dar cuenta de su administración: ...
223 (sobre los que se apartan del
buen camino después de haberlo conocido)
La
infección del corazón llega muy presto hasta el entendimiento: se deja de
pensar bien desde que se empieza a vivir mal. Cuando no son ya de gusto las
verdades grandes de la religión, se pierden muy presto de vista. ...
¡Qué
diferencia hay de un hombre en su sano juicio, al mismo cuando delira! ...
El
desorden de las costumbres tiene efectos semejantes a los que causa el
desconcierto de los órganos. ¡ Qué diferencia la de un hombre antes virtuoso, al mismo que ahora sigue una
vida licenciosa! (que ha mudado de dueño).
hay
algunas luces de razón aún en medio de la ceguedad del entendimiento, y de la
corrupción del corazón: siempre queda alguna reliquia de aquella sagrada unción
que el Espíritu Santo derrama en una alma santa; pero esto es puntualmente lo
que se quiere destruir.
Al
que obra mal, le ofende la mucha luz: esa persona siente su caída: bien percibe
la verdad por entre las nubes espesas, que se la ocultan: sus desórdenes la
traen a la memoria, aún a su pesar, su regularidad pasada, y le ponen a la
vista sus desvaríos presentes, todo concurre para ponerle horror: feliz fuera,
si quisiera aprovecharse de esto para convertirse; pero a veces se quiere
dormir, por no sentir el mal que se padece. Lo que hace insensibles, se mira
como remedio de todos estos sustos. Este nuevo licencioso es mas impío por
elección, y estudio, por no ser mas Cristiano por razón.
Siente
lo que le punzan muchos remordimientos saludables. Busca modo de embotarlos con
nuevos deleites. Cuanto mas le turba la gracia, tanto busca nuevas evasiones.
Intenta ahogar la voz interior de su conciencia con el ruido. Los ímpetus de
sus pasiones son los esfuerzos que hace para apaciguar sus remordimientos
interiores. Cuanto más atormentado está, mas se agita. Los excesos de sus
desórdenes son de ordinario pruebas del exceso de sus nuevos remordimientos.
... 236 los ímpetus furiosos, contra
los que siguen el partido de la virtud; como si la sola vista de un hombre
virtuoso le hiciera frenético, despertando en su corazón mil remordimientos, y
sentimientos de su abominable mudanza. ... no la censura por razón, sino por
desesperación.
240 Si antes era verdad, que el
camino del Cielo es estrecho: que toda la vida no sobra para trabajar en el
importante negocio de la salvación: que el mundo está lleno de peligros: que el
aire del mundo es contagioso: que sus máximas son contrarias a Jesucristo: que
una vida floja, y licenciosa no fue jamás vida Cristiana;
245
"El
amor propio es el manantial fecundo de las ilusiones del corazón. Puede uno no
desconfiarse de ellas, porque suelen agradar. Apenas reinan en el alma, cuando
la razón, por decirlo así, pierde su fuerza. ... Las pasiones no hacen sus progresos, y estragos, sino con el
favor de las nieblas, que levantan. Los mismos errores del entendimiento apenas
tienen otro principio.
No
hablo aquí de aquellos visibles desórdenes de costumbres, de aquella libertad
de corazón, y espíritu, que nunca se mira sin horror, y todos los hombres de
juicio condenan. Hablo de aquellos vicios como domésticos, de aquellas pasiones
como humanadas, de las cuales se desconfían pocos, y el amor propio ha hallado
el secreto de hacer que reinen en paz.
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