viernes, 5 de diciembre de 2014

Discursos espirituales sobre los asuntos.





Croisset.
p. 59-60 (68 y 69 del pdf): La ira es un frenesí, que a la verdad no dura mucho tiempo; pero no por eso tiene menos de locura: siempre viene acompañada de furias, y de una especie de privación de la razón, y entendimiento. ¿Qué significan aquellos movimientos repentinos del alma, que no la dejan tiempo para deliberar? ¿Aquellas agitaciones impetuosas, tan parecidas a los accesos y crecimientos de la calentura? ¿Qué quiere decir aquel semblante alterado, aquel mirar furioso, aquellas palabras ofensivas, aquellas conmociones violentas, siempre a punto de desatarse en borrascas? ¿Son estas acaso señales de un  hombre cuerdo?
         Todo el mundo está de acuerdo, en que nada hay, que esperar de la razón de un hombre irritado. No solamente se desenfrena los espíritus animales: no es el único efecto de su cólera la alteración de la sangre: no hay pasión, que manifieste, y pruebe tanta flaqueza de alma, y espíritu, como esta. Eccl.7.

83
Las pasiones son las enfermedades del alma.

86-87, ¿pero es menos de admirar, que unas personas, que parecen entendidas, y aún se precian , de que tienen religión, sigan unas sectas, que son una pura invención de la pasión de los hombres, y no se obtienen sino con la pasión?

87 ¿Qué sectario no conociera fácilmente, que andaba fuera del buen camino, si no hablara su deleite, o su interés en sus errores? No se vuelve en sí fácilmente, cuando se apetece el desvarío. Un corazón licencioso jamás deja mucha libertad al entendimiento.
         Pero uno de los principales efectos de una pasión es enflaquecer la razón, y cegar el entendimiento.

93 "Si el avariento, y el soberbio pudieran ver sus retratos al natural, aquel dejara su tenacidad sucia, y su pobreza voluntaria; este sus ridículas ideas de grandeza, y la excesiva estimación de sí mismo, con un mérito tan moderado. Esta sola vista sirviera de contraveneno, y por lo menos disminuyera las fuerzas de la pasión. Un hombre cuerdo se avergonzará de ser colérico: un hombre Cristiano de ser soberbio. No hay mejor idea de cualquier pasión que el verla tal, que es en sí misma.
120
De la vida inútil de la mayor parte del mundo.
Intervalo de quietud que siempre disgusta a quien no tiene la conciencia sosegada.

127. No se merece el cielo si se obra lo malo; y tampoco si no se obra lo bueno. 1 Pedro 3.

129 La vida de un cristiano no debe jamás ser estéril: es delincuente, siempre que no tiene fruto (higuera).

135: El Cielo no se da sino a título de recompensa: si no hay trabajo, no hay jornal. Es una corona: es necesario haber vencido. ¿Pues hubo jamás victoria sin combate? ¿Hubo combate sin aplicación, sin sudor, y sin fatiga? ... ¿Pues a qué título la obtendrán (la vida eterna) estas personas, que viven una vida floja, ociosa, inútil, y en pasatiempos y deleites?
...que esta vida delicada, inútil, ociosa, y sin acción, es vida reprobada, cuya suerte no puede ser sino la eterna infelicidad (Filipenses 3).

139: ¿de qué les servirá para la  otra vida la fortuna de esta, si no es Dios el motivo, y objeto de tantos trabajos?


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Sap. 5

155
Mateo 7 Dios no nos recibe en cuenta, lo que no hacemos por su Magestad. Las acciones más "heroicas" son frutos podridos, si no son conformes a su espíritu.

Habéis trabajado por el mundo, por vuestros parientes, y por vuestro gusto: pues que aquellos por quienes habéis trabajado os den vuestro salario.

159
La salvación ha de costar mas a los grandes, que a los que tienen una vida trabajosa y humilde. Donde hay mas estorbos,que vencer, es necesario hacerse violencia. Las riquezas no ensanchan el camino estrecho, que conduce al Cielo: antes le embarazan. Las sumas dificultades, que halla un rico en solicitar su salvación, nacen de la facilidad de perderse con la abundancia. Todo lo debemos temer, cuando todo está risueño para nosotros.
         Una condición en que todo sirve para lisongear los sentidos, y alimentar las pasiones, ayuda poco para mantener la virtud. La humildad, que es la base de la religión cristiana, rara vez se halla en esta fastuosa opulencia. Una vida deliciosa, llena de honores, cercada de lisonjas, rara vez fue vida inculpable. Las riquezas no son solamente espinas, según la expresión de Jesucristo: muchas veces hacen el mismo efecto, que la ponzoña.
         Pues, ¿qué debe inferirse de estas verdades, sino es, que los que viven  con lucimientos y opulencia, deben ser, los que con mas rigor observen la Ley: deben mirar como frívolos, y nulos, todos esos privilegios de delicadezas, que el amor propio ha inventado: y guardarse de todas aquellas infracciones de la ley, que el mundo licencioso canoniza con el nombre de dispensas.
         Así discurrieron, y concluyeron, los que se hicieron Santos en ese estado tan peligroso para la salvación.

         Se puede decir que el amor propio hace siempre fortuna con la persona. La soberbia, el regalo, y el deleite, rara vez se separan de la prosperidad.

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Si no lleváis vuestra cruz cada día, en vano os preciais de ser discípulos míos. Si no hacéis penitencia, todos pereceréis.

¿161?
Jesucristo declara expresamente que en la condición de los ricos nada hay que no se deba temer: El adquirir riquezas es ocasión de injusticias: el poseerlas, origen de la soberbia: el uso de ellas, principio de disolución en las costumbres, y causa de una vida licenciosa y disoluta.
         Todo sirve de tentación, y peligro en una prosperidad del mundo.

Las riquezas infunden soberbia y altivez.

202 del pdf:
" ... cuando se trata de tomar partido; Dios y la salvación, es lo último, que se piensa. ¡Qué prueba tan clara de la tibieza de la Fe, y de la corta Religión! Y a vista de esto ¿es de extrañar que sean tan pocos, los que se apliquen en el mundo a salvarse? ¿Se consulta con Dios, cuando se elige partido en el mundo? ¿Tiene Dios alguna parte en nuestros proyectos y designios? ¿No es la pasión, la codicia, la ambición, y otros cien motivos humanos, en los que consiste la vocación, de casi todos los que toman empleo en el mundo? ¿Pues por qué ha de parecer cosa extraña, que este mundo esté lleno de desgraciados?
         Mas ¿qué es lo que hace tan fácil, y pronta una elección seguida ordinariamente de tantos arrepentimientos? Es; ¿porque se experimenta, que la condición de los del mundo es afortunada? ¿Se juzgan ellos mismos por los mas dichosos? ¿Creen que les ha tocado la mejor parte? ¿Vierte el mundo a manos llenas favores sobre todos sus parciales? El estado, que se abraza, ¿trae consigo considerable dulzura? ¿Se logra en él mucha tranquilidad? ¿A lo menos hay en él esperanzas bien fundadas?
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¿No consultasteis en la elección del partido, que habéis tomado, sino a vuestras pasiones, y los intereses de vuestra familia: ¿pues de qué os quejáis en medio de vuestros arrepentimientos? No hicisteis votos sino a vuestras ambición, no disteis oídos sino a la voz de la carne, y de la sangre, pues recurrid en vuestros amargos disgustos, en estos reveses de fortuna, que os oprimen, y en la ruina de vuestros negocios, al que fue vuestro ídolo, vuestro oráculo; y que os libre de vuestras desventuras. (nota mía: No se confundía antes los intereses, ni las pasiones, ni la voz de la carne y de la sangre, con el verdadero amor, con el hacer las cosas por Dios).
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¡Qué impía crueldad! Exclama el Profeta. Hay padres, que sacrifican sus hijos. y sus hijas a los demonios (Salmo 105).  ... ¿No son estas víctimas infelices que la pasión de los padres sacrifica? ¿Es Dios el objeto de este sacrificio? ¿No tiene en él alguna parte el demonio?
No hay cosa mas perniciosa, que el turbar con nuestros frívolos proyectos, y nuestros asuntos temerarios, la sabia economía de la Providencia.
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Se conviene en que es necesario hacer mucho para tener la gracia de Dios; ¿y no se quiere hacer nada para conservarla o adquirirla?
...
¿Pero no hay algún temperamento? Esas personas enteramente ocupadas de un proyecto de fortuna, de sus deleites, y de la ambición, que se precian de ser Fieles, ¿no han hallado el arte de servir juntamente a estos dos Señores, siguiendo servilmente las máximas del mundo, sin dejar por eso de querer ser discípulos de Jesucristo?
         De ningún modo. Todos estos expedientes en materia de costumbres: esta política en puntos de religión: estas condescendencias en materias morales, se llaman error, ilusión y disolución. Nuestra religión no puede tolerar esta diversidad de escenas y personajes. Dios quiera que le amemos de todo corazón: tiene horror a cualquier división, y no puede ceder en este punto. Siempre contó entre los rebeldes, y miró como apóstatas a los que la fuerza de los tormentos había arrancado alguna señal de idolatría. No quiere criados de dos libreas. Seguís las máximas del mundo, tenéis su espíritu, ¿y queréis agradarle? Ya tenéis dueño a quien servir: solamente de este habéis de esperar vuestra "felicidad"; en vano la esperaréis de Dios.
         Que los Paganos vivan en este error, se llora su suerte; pero los Cristianos que leen cada día en el Evangelio la sentencia de condenación de todos los que sirven a otro dueño, que Dios; que estos Cristianos sirvan al mundo con furor, se consuman en sus prisiones, desperdicien sus haciendas, arruinen su salud, y abrevien sus días en servicio de este mismo mundo, al mismo tiempo que solamente le dan a Dios, y eso con gran frialdad, un desdichado resto del tiempo, y algunas exterioridades de religión, que todas se quedan en apariencias! Esto es lo que con dificultad se creyera, si la mayor parte de los mundanos no nos convenciera de ello cada día con su proceder poco cristiano.
         ¿Pero qué responderán estas personas tan hábiles en expediente, que intentan componer con Jesucristo este mundo tan determinadamente reprobado por el mismo Jesucristo, cuando se les pida cuenta del primer mandamiento de este Soberano Señor, a quien aun se precian de servir?
         220 del pdf:  mundanos persiguen interés y deleites. Se sirve al mundo como esclavos toda la vida con terquedad, por extravagantes y ásperas que sean sus máximas.  Es verdad de Fe que el yugo del Señor es suave y su carga ligera; ¿donde ser hayarán mayores ventajas que en servirle? Una dulce tranquilidad en esta vida: una confianza llena de gozo en la hora de la muerte: una dicha eterna en la otra vida; esta es la suerte de los que sirven a Dios: esto es lo que se gana en su servicio; ...
         221 Mas ¿con qué descuido; con qué disgusto es servido cuando se sirve al mundo con una puntualidad, un ardor, y una solicitud increíble? ¿Cuando el mundo ya no quiere nada de nosotros? ¿Cuando empezamos a no estar para nada, ni somos ya de su gusto? Cuando el Dueño Soberano, cansado de la ociosidad del siervo inútil, está para hacerle dar cuenta de su administración: ...
223 (sobre los que se apartan del buen camino después de haberlo conocido)
         La infección del corazón llega muy presto hasta el entendimiento: se deja de pensar bien desde que se empieza a vivir mal. Cuando no son ya de gusto las verdades grandes de la religión, se pierden muy presto de vista. ...
         ¡Qué diferencia hay de un hombre en su sano juicio, al mismo cuando delira! ...
         El desorden de las costumbres tiene efectos semejantes a los que causa el desconcierto de los órganos. ¡ Qué diferencia la de un hombre  antes virtuoso, al mismo que ahora sigue una vida licenciosa! (que ha mudado de dueño).
         hay algunas luces de razón aún en medio de la ceguedad del entendimiento, y de la corrupción del corazón: siempre queda alguna reliquia de aquella sagrada unción que el Espíritu Santo derrama en una alma santa; pero esto es puntualmente lo que se quiere destruir.
         Al que obra mal, le ofende la mucha luz: esa persona siente su caída: bien percibe la verdad por entre las nubes espesas, que se la ocultan: sus desórdenes la traen a la memoria, aún a su pesar, su regularidad pasada, y le ponen a la vista sus desvaríos presentes, todo concurre para ponerle horror: feliz fuera, si quisiera aprovecharse de esto para convertirse; pero a veces se quiere dormir, por no sentir el mal que se padece. Lo que hace insensibles, se mira como remedio de todos estos sustos. Este nuevo licencioso es mas impío por elección, y estudio, por no ser mas Cristiano por razón.
         Siente lo que le punzan muchos remordimientos saludables. Busca modo de embotarlos con nuevos deleites. Cuanto mas le turba la gracia, tanto busca nuevas evasiones. Intenta ahogar la voz interior de su conciencia con el ruido. Los ímpetus de sus pasiones son los esfuerzos que hace para apaciguar sus remordimientos interiores. Cuanto más atormentado está, mas se agita. Los excesos de sus desórdenes son de ordinario pruebas del exceso de sus nuevos remordimientos.
... 236 los ímpetus furiosos, contra los que siguen el partido de la virtud; como si la sola vista de un hombre virtuoso le hiciera frenético, despertando en su corazón mil remordimientos, y sentimientos de su abominable mudanza. ... no la censura por razón, sino por desesperación.


240 Si antes era verdad, que el camino del Cielo es estrecho: que toda la vida no sobra para trabajar en el importante negocio de la salvación: que el mundo está lleno de peligros: que el aire del mundo es contagioso: que sus máximas son contrarias a Jesucristo: que una vida floja, y licenciosa no fue jamás vida Cristiana;

245
         "El amor propio es el manantial fecundo de las ilusiones del corazón. Puede uno no desconfiarse de ellas, porque suelen agradar. Apenas reinan en el alma, cuando la razón, por decirlo así, pierde su fuerza. ... Las pasiones no  hacen sus progresos, y estragos, sino con el favor de las nieblas, que levantan. Los mismos errores del entendimiento apenas tienen otro principio.
         No hablo aquí de aquellos visibles desórdenes de costumbres, de aquella libertad de corazón, y espíritu, que nunca se mira sin horror, y todos los hombres de juicio condenan. Hablo de aquellos vicios como domésticos, de aquellas pasiones como humanadas, de las cuales se desconfían pocos, y el amor propio ha hallado el secreto de hacer que reinen en paz. 

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